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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
8
Intriga. Comedia. Drama. Thriller Tanto Gi Taek (Song Kang-ho) como su familia están sin trabajo. Cuando su hijo mayor, Gi Woo (Choi Woo-sik), empieza a dar clases particulares en casa de Park (Lee Seon-gyun), las dos familias, que tienen mucho en común pese a pertenecer a dos mundos totalmente distintos, comienzan una interrelación de resultados imprevisibles. (FILMAFFINITY)
1 de diciembre de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es muy normal, dicen algunos, el encrespado mundo que inunda con obsesiones, que aspiran a ser reales, el cerebro de Bong Joon-ho.
¿Dónde se encontrarán soluciones a la injusticia, la inequidad, el abuso... ; en lo reglamentado, en la anarquía, en lo revolucionario?
¿Existe otra manera de funcionar al margen de los estereotipados comportamientos de todos esos pececillos humanos que se amalgaman en las redes sociales?. El director surcoreano (Crónica de un asesino en serie, Mother, Rompenieves...) inventa las preguntas y se atreve con imaginativas respuestas o alternativas.
Y por eso en Parásitos, aún volviendo al recurrente tema de la lucha de clases (eso sí, al estilo Bong), diseña un escenario que funciona como una maquinaria del tiempo, única y genial, con un mínimo inconveniente: está creada por un metódico relojero loco.

En el mundo del creador asiático, idolatrado por la crítica; no sabemos si porque le entienden muy bien o porque no se acaban de enterar de nada; los personajes son auténticas marionetas del destino con el que van chocando de forma vertiginosa y accidental, valiéndose únicamente de su cintura para esquivar cuanto se aproxima; teniendo al cerebro como un invitado de piedra y siendo el futuro lo que se va a estampar contra tí dentro de tres segundos.
Ante la vorágine de aconteceres los protagonistas reaccionan con reflejos de supervivencia; y en este estado de cosas el desquiciamiento se alumbra como la única salida posible.

Parece farragoso, ¿verdad?. No, es simplemente la propuesta diferente de un cineasta que se estruja las meninges y obliga a trabajar al patio de butacas, cosa que unos odian y otros agradecen. Y a mi, que pertenezco al segundo grupo, me sigue encandilando este cincuentón de Daegu no solo por lo que me cuenta, y cómo lo hace; también por lo que me oculta, y por valerse para todo ello de un envoltorio atractivo y diverso donde los géneros entran y salen de la historia con una naturalidad pasmosa, pudiendo pasar de un emocionante thriller a un romance de quinceañeros; de un chiste, casi de leperos, a un drama existencial o de un mensaje reivindicativo a una venganza sin hoja de ruta.

Relájate, aunque no parezca fácil, y disfruta hasta de los disparates.
Sinhué
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