Los Hnos Coen se dedican en esta ácida comedia a ajustar cuentas con aquellos que seguramente intentaron en sus años adolescentes introducir en sus cabecitas conceptos religiosos y de rancia e hipócrita convivencia social; basados, los unos y los otros, en maneras de vivir poco recomendables para conseguir mínima felicidad. Al menos es lo que yo percibo en este bombardeo de desgraciados despropósitos al que someten al personaje principal, el buen Larry Gopnik, que como ellos ha nacido y vivido en una comunidad judía, temerosa de Dios.

En esta ocasión la bicefalia de los Coen sirve para que dos bocas vomiten a impulsos del recuerdo todo aquello que fueron incapaces de digerir: ceremonias y liturgias rabínicas, hermandades y devociones falsas, castraciones genéticas del individualismo y la libertad, consagración del engaño y la hipocresía como valores supremos.... y todo aquello que va adherido a las fosilizadas creencias religiosas, en este caso, de los hijos del Pueblo Errante. Y entre las volutas del sarcasmo: los psicodélicos Jefferson Airplane, los deseos reprimidos, los "cigarrillos de la risa" y los tornados, que prometen dolor pero también catarsis.

Una buena piedra más en la sólida calzada romana que los hermanos de Minnesota están construyendo. No estoy en absoluto de acuerdo con la calificación de obra menor con la que se han despachado algunos de "los que cobran por decir lo que piensan". No es Fargo, no es El Gran Lebowski....pero es Un Tipo Serio; una obra única en el universo homogéneo de estos originales creadores de la risa desdentada.