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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
8
Drama Charles es un joven provínciano que llega a París para estudiar derecho. Se hospeda con su primo Paul, que tiene piso propio en la ciudad, lo que le permitirá conocerlo y comprobar hasta qué punto sus cáracteres son antagónicos, pues mientras él es serio y responsable, Paul vive únicamente para disfrutar intensamente del presente sin importarle el mañana. Durante su estancia conoce a Florence, una de las amiguitas de Paul. (FILMAFFINITY) [+]
19 de mayo de 2014
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya lo he reseñado en alguna otra ocasión, el placer que me proporciona escribir en Filmaffinity sobre filmes poco vistos o poco comentados, se mezcla con la sorpresa al constatar el desconocimiento, para una gran mayoría, de obras ciertamente meritorias.

Los primos, es la segunda película del gran Claude, un director prolífico y escasamente valorado, salvo para los incondicionales, entre los que me encuentro. Es un retrato de la juventud que callejeaba París los años anteriores al Mayo del 68; repartiendo sus tiempos entre la bohemia, la absenta, el envidiado libertinaje francés, el futuro incierto y el existencialismo. Charles, responsable, sincero y enamoradizo es el orgullo de su madre, es el prototipo de buen chico y Paul es el simpático sinvergüenza que encabeza todas las listas de amistades poco recomendables.
¿Ser así, o asá, cuenta para ser más o menos feliz? Parece, en principio, la reflexión del joven Chabrol que cuando escribió y realizó este drama, tenía una edad próxima a los protagonistas.

La influencia del pensamiento nihilista, que se respiraba en un amplio sector de la intelectualidad francesa de la época, sobrevuela como un nubarrón las vidas de los protagonistas que se resisten a abandonar los días indolentes, a sabiendas de que no volverán; pero en el bullir cotidiano de las inciertas perspectivas: ¿sirve para algo "aprovechar el tiempo"?

Nouvelle Vague brotando torrencial de un director que, por su situación económica, puede permitirse la rebeldía de filmar aquello que le pide el cuerpo, sin tener que rendir cuentas a la taquilla o a otros poderes convencionales.
Sinhué
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