Haz click aquí para copiar la URL
España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
9
Drama. Romance Tae-suk es un joven que ocupa temporalmente viviendas cuyos habitantes están ausentes. Nunca roba ni ocasiona daños en los hogares de sus involuntarios anfitriones. En realidad, es una especie de fantasma que duerme en camas ajenas, come algo de las neveras de esos extraños y retribuye su forzada hospitalidad haciendo la colada o arreglando alguna que otra avería doméstica. Sun-hwa, que en tiempos fue una hermosa modelo, se ha visto ... [+]
30 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y ahora, tras ver Hierro 3, imaginad que el sueño es la realidad, en mi realidad soñada tampoco hay muchas palabras; y, por contra, que lo que creemos existencia, día a día, fuera el pésimo mundo de las pesadillas, que va a desaparecer en cuanto seamos capaces de abrir los ojos.
Si se pudieran invertir los mundos, el espiritual, generoso e ingrávido de Tae-suk tendría más seguidores que el del infeliz propietario, marido posesivo de Sun-hwa, que busca en el lujo y la violencia huir hacia adelante. Claramente, los principios altruistas cotizan en las bolsas empáticas bastante más que el egocentrismo, la ambición y la codicia. ¿Por qué entonces, al acabar la película, volvemos a ocupar nuestro puesto en la sociedad, todos con el objetivo de ascender, escalar aunque sea pisando cabezas, para huir de los idealismos que pudieran resultar contagiosos?

Kim Ki-duk, desarrolló la idea que empolló en su cabeza y en menos de tres meses tenía el proyecto enlatado y girando entre bobinas; obteniendo un resultado mágico, sorprendente e hipnotizador. Tanto que, con cuatro wons (moneda surcoreana), Bin-jip pasará a la historia del cine asiático, dejando claro una vez más que el arte utiliza raíles propios para desplazarse, y no es preciso que sean de oro o cualquier otro material precioso.

La invisibilidad, el silencio, la intangibilidad; son los líquidos amnióticos del amor y para hablar de sus funciones se necesita la intervención de la poesía, como herramienta imprescindible para materializarlo en una película. Ese es el gran mérito del realizador, ser capaz de reproducir algo tan difícil, manejar con tal sensibilidad conceptos tan delicados sin que se volatilicen en sus manos.

Los que se pierdan en la simbología, hallarán momentos y planos imaginativos e impagables, que podrán desgajar fácilmente para incorporarlos a esos flashes recurrentes, que los amantes del cine coleccionamos con avidez.
Sinhué
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow