No se le puede negar a Josh Radnor, director, guionista e intérprete de la película, entrega en su trabajo. Al aunar tantas responsabilidades, bien desarrolladas, la obra consigue un buen acabado, sin aristas; e indudablemente confiere al autor una libertad de movimientos y una plena identificación con lo que nos quiere contar, consiguiendo un resultado simpático y aceptable.
Dicho lo cual he de añadir que, salvando la ingeniosidad de algunos diálogos, no me ha enseñado nada nuevo porque el system live americano es archiconocido y el modelo universitario que nos muestra es demasiado localista como para sentirme identificado con él.

Las tres dubitativas edades: primavera, verano y otoño con sus respectivas y consabidas crisis y depresiones desembocan en una tranquila aceptación, típicamente USA; del americanismo, me refiero, para el que nos han adoctrinado con las series televisivas y el cine al uso, aunque ésta venga disfrazada de realización independiente.

En definitiva, sí pero no, producto muy bien envuelto, blandito, perfumado y sin consistencia; cualidades que muchos agradecen y que mosquean a algunos que creen estar recibiendo gato por liebre.
No obstante, recuperando algo de esta comedia romántica, mejor ver esto que los realitys o los culebrones.