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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
10
Drama. Comedia Franquismo, años cuarenta. En una compañía de cómicos de la legua medio emparentados entre sí, aunque no recuerdan con precisión cuál es su parentesco, surgen amores y desamores. Hay separaciones dolorosas y encuentros felices; el trabajo se entremezcla con el amor, los problemas económicos con los familiares, y el hambre con el sueño de alcanzar el triunfo. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por trochas y caminos llegan al pueblo los cómicos, los que hacen reír, aunque para ello tengan que sacar sal de las lágrimas; los teatreros, que han de escenificar obras que no son de su agrado: los del circo, que se quedan a la entrada porque sus animales apestan; los titiriteros, que discuten con sus mudos seres de palo y nunca tienen razón; los magos que, horas antes de la función, clavan en el techo cartas con una chincheta; los músicos, que tocan pasodobles y escuchan a Duke Ellington... Van de feria en feria, de santo en santo, de parroquia en parroquia..., vagando por una España que era también de ellos y ahora es de unos cuantos, pero hay que comer y no saben hacer otra cosa. Son los años cuarenta y los sueños de muchos se han convertido en rutinaria pesadumbre.

El ínclito Fernando Fernán Gomez logró en esta gran obra, una de las mejores del cine hispano, destilar la amargura, de forma que el espectador la toma a sorbitos entre tristes carcajadas y circunspectos hipidos. Podemos apreciar, de forma fehaciente, que son circunstancias vivídas por el cuentista, de ahí su cercanía, la ternura y el dolor que transmite. Los actores, claramente, están tan próximos al contexto que han podido interpretarse a sí mismos, con lo que el resultado es óptimo.
Si el que está ojeando esta reseña mía sobre la película, tuviera a bien ampliar conocimientos sobre aquellos años y las vicisitudes de los integrantes del mundo de la farándula, acertaría leyendo El tiempo amarillo, autobiografía, más que recomendable, del propio director.

Los acuerdos y desacuerdos; los amores que brotan y fenecen, como plantas estacionarias; los delirios, a veces necesarios para el artista, pero que mal administrados acaban en enfermedad; las preguntas existenciales y la falta de respuestas; la zanahoria del éxito y las diarias carencias; los muchos destinos donde nadie espera; la maldita reconversión (¡señoooooorito!)...Todo está en este eterno viaje que, ¡sabe dios cuándo!, inició la familia Galván y que Carlos está dispuesto a alargar, virtualmente, más allá de la muerte.
Sinhué
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