El desgarro de sentirse sola y abandonada lleva a Ann, de forma mecánica e involuntaria a la primera boca del túnel sin regreso. Y es que cuando alguien, que supuestamente te quería, corta contigo por teléfono, te convierte de forma inmediata en un despreciable guiñapo; tu autoestima vuela por los aires y mutas en esclavo de su recuerdo y de las cosas que nunca le dijiste.

Don se soporta tan poco que prefiere emplear el tiempo libre en escuchar los problemas de los otros para evitar los suyos, por eso es voluntario en el teléfono de la esperanza.
Un día llegarán a encontrarse.

Isabel Coixet, como se ha encargado de mostrar en posteriores historias, apunta en su segunda película a que la redención, la colada del alma, hay que hacerla en la calle; los trapos sucios sólo se limpian en lavanderías de barrio, junto a psicólogos aficionados o individuos con neurosis y problemas parecidos a los tuyos.

Sencilla y poco pretenciosa, "Cosas que nunca te dije" es de las obras más sinceras y agradables de esta catalana internacionalista.