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España España · Santander
Voto de Simsolo:
9
Aventuras. Drama Durante un viaje en solitario a través del Océano Índico, un hombre (Robert Redford) descubre al despertar que el casco de su velero de 12 metros se ha agrietado tras una colisión con un contenedor que flotaba a la deriva. A pesar de las reparaciones, de su experiencia marinera y de una fuerza física que desafía su edad, a duras penas logra sobrevivir a la tormenta. Pero el sol implacable, la amenaza de los tiburones y el agotamiento de ... [+]
23 de marzo de 2014
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que midiendo las cosas por el rasero profesional sería imposible ver cine. Según qué gremio, el policiaco faltaría siempre a la verdad de los hechos, el subgénero de catástrofes sólo sería apto para niños que destruyen construcciones de juguete y las historias meramente románticas no pasarían de ser un pasatiempo edulcorado para sensibleros. Viene esto a cuento de que uno navega y en foros afines a esta afición abundan los comentarios destructivos hacia esta película. Curiosamente la califican de tediosa, aburrida y plana, amén de otras cuestiones técnicas ajenas por completo a cualquier espectador de tierra adentro. Todo porque en “All is lost” el uso de las convenciones, esa tabla de salvación de nuestro inconsciente colectivo, es bastante limitado. Quizás sea eso lo que ha descolocado a muchos: no hay esposas o hijos a los que recordar, vida apacible que añorar o tierra firme que besar. Salvo la voz en off del protagonista, que enlaza con el desenlace, el planteamiento conmueve por su desnudez y sin tener que recurrir a toda esa épica melodramática que, por momentos, desvirtúa filmes como “La tormenta perfecta” o “La fuerza del viento”. Chandor da la espalda a su anterior película (en oficinas, con un reparto coral y el diálogo como artificio) y construye su metáfora sin prisa, ayudado por un Redford que, a pesar del bótox, el tinte y la edad, es capaz de transmitir la sensación de fracaso y pérdida inminentes.

Criticar por absurda la escena en que se afeita es tener los ojos cerrados. La gente se afeita en las trincheras y en situaciones terribles en las que, por necesidad, se abraza lo doméstico como defensa. Se trata de reconstruir lo cotidiano para negar que una situación nos supera. Cierto, el tipo se afeita (como cocina, se toma una copa o seca las panas del suelo), pero su rostro refleja un miedo atávico que comprende el océano y la ruina de su barco. Sucede lo mismo con otras cuestiones relativas a la navegación. Menospreciar la película por endeble es estos aspectos es quedarse en la superficie de las cosas. El mérito de “All is lost” reside en su despojamiento de lo superfluo. No está saturada de efectos digitales ni de flashbacks que nos hagan empatizar con el patrón de un barco viejo y dolorosamente “real”.

Admito que en compañía de otros aguerridos patrones que harían esto o aquello o que reaccionarían de una u otra manera, es fácil mofarse y distanciarse de la película, pero eso no va a convertir a “All is lost” en una mala narración. Al contrario. Su fuerza radica en la soledad del protagonista, en esa mirada de despedida a su querido barco desde la balsa, sin un solo reproche que hacerle, en sus torpezas y en sus aciertos, con ese final entre el sueño y la realidad que nos devuelve a la voz que oímos al principio: el retrato de un hombre solo cuando todo se desmorona a su alrededor.
Simsolo
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