Biopic del poeta John Keats en sus años más moribundos. Yo no soy muy de poesía pero hace un lustro y pico pillé por banda un libro de poemas de Keats, de esos que está en inglés a la izquierda y traducido al español a la derecha. Recuerdo que los poemas no estaban mal pero no recuerdo ninguno, ni apenas de qué iban. Es lo que me suele pasar con la poesía. Lo que sí recuerdo es que leyéndolo en el metro un señor me preguntó que si había algún club de poesía en Barcelona. Le dije que ni idea que yo no soy de letras soy matemático y me dijo ah vale con cara de no creerse nada. En esa época iba con muleta por un infortunado incidente en una boda y mi imagen de lisiado leyendo a Keats debía ser deplorable.

La sesión la ha presentado la poeta Clara Ballart que ha hablado sobre la poesía de Keats y su diurnidad, su sensualidad (en contraposición a racionalidad), su inmediatez y otras cualidades dignas de mención. También ha destacado los mejores momentos de la película por ver y hasta ha leído parte de un poema de Keats y uno suyo bajo coacción de la Filmoteca. De hecho, en 15 minutos ha dicho más cosas interesantes que luego en dos horas la película. El mensaje principal que ha dado es que la poesía no es solo para mentes preclaras sino que la puede disfrutar cualquiera. Convengo, pero no me negarás Clara Ballart que hay que esforzarse un poco más que leyendo comics y si eres como yo luego encima no te acuerdas.

No me ando más por las ramas, la protagonista de la película no es Keats sino su amada Fanny Bawne o más bien las cartas de amor entre ellos que aún se conservan. Que pienso yo que si me llego a imaginar que mis cartas de amor servirán de base para hacer una película soporífera dentro de 200 años, las quemo antes. De hecho, ya lo imaginé en su día y por eso no escribo cartas de amor. En fin, algo soporífera la película, sin llegar al nivel de "Una somnífera pasión" de Terence Davies sobre Emily Dickinson, pero me han venido flashes de cuando la vi hace cinco años creo que sentado en la misma butaca.

El final aunque predecible me ha gustado, si más no porque al ser el final indicaba que se acababa la película. En cualquier caso, puedo recomendarla a los muy románticos. Pero ojo con lo de ser romántico, sin pasarse, que ya sabéis que no hay nada más romántico que morir de tuberculosis.

Gustará a: diseñadoras de moda, follopoetas, nadadores
No gustará a: Lord Byron, realistas, madres