El enfoque es lo que hace que triunfe, no es el Watergate lo que se plantea sino Nixon en si, el ataque frontal de Frost contra Nixon, la entrevista, uno contra uno, sin meterse en difuminados mensajes políticos, ahí reside su grandeza, es una película sobre el mayor escándalo político de la história que no se mete en política, grandioso.

Langella logra una pulcritud excelsa en su actuación, es una fiera, además está muy bien caracterizado, refleja perfectamente la decadencia de un Nixon que acaba hundido, vencido en su propio terreno por un inglés pedante que no era todavía más que un periodista del trés al cuarto.

El pero lo pone Michael Sheen, con una triste y plana actuación; aun así, correcto, si bien no logra representar la inmensidad dialéctica de Frost.

El tono de las entrevistas es animado pero peca de taimado, falta un poco más de tensión, hay que tener en cuenta que es el todo por el todo, ganar o morir, un poco más de tensión hubiera sido el colofón de la película, la definitiva brillantez que impide que este largometraje se lleve un 10.