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Voto de pickyboy:
9
Drama Un importante magnate estadounidense, Charles Foster Kane, dueño de una importante cadena de periódicos, de una red de emisoras, de dos sindicatos y de una inimaginable colección de obras de arte, muere en Xanadú, su fabuloso castillo de estilo oriental. La última palabra que pronuncia antes de expirar, ”Rosebud”, cuyo significado es un enigma, despierta una enorme curiosidad tanto en la prensa como entre la población. Así, un grupo de ... [+]
7 de febrero de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un segundo visionado de esta magistral obra, dos preguntas asaltan inmediatamente mi cabeza: ¿Cómo es posible que un jovencísimo Welles, de apenas 26 años, haya sentado de forma tan soberbia las bases de este enorme arte que llamamos cine, creando, indiscutiblemente, un antes y un después a la hora de filmar historias? y ¿qué ha pasado en la Sociedad Americana de Cineastas –The ASC-, así como en las listas de las publicaciones cinematográficas más importantes, para que Vertigo la desbanque como la mejor película de todos los tiempos? Como la segunda cuestión responde a criterios un tanto subjetivos, un tanto interesados, me centraré plenamente en analizar e intentar comprender la primera.

El talento de Orson Welles es algo irrebatible, fuera de toda conjetura; sus logros y obras así lo respalda. Pero no hablamos de un trabajo que posea la experiencia de toda una vida dedicada al séptimo arte, hablamos de una ópera prima –sin contar el mediometraje mudo recién descubierto Too Much Johnson-. Pocos cineastas logran la perfección a lo largo de su vida, y mucho menos –casi ninguno- en su primera película. Por eso el valor de esta obra va más allá de todo cuanto conocemos.

Hablar de Citizen Kane es hablar de innovación. Son incontables los aportes que el film ha hecho al universo del cine. Innovaciones técnicas tales como el uso del contrapicado para engrandecer al todopoderoso Kane, la profundidad de campo en las escenas o el uso del sonido como nunca antes se había usado –recordemos que Welles proviene del mundo radiofónico- son solo algunos ejemplos que fueron inspiración para posteriores cineastas y directores de fotografía. Novedades narrativas, tales como el uso de flashbacks, la cronología no lineal o las narraciones de prensa en voz en off; o el uso de efectos especiales, desde la animación hasta el propio maquillaje para envejecer a los actores, son solo algunos elementos que ejemplifican la frase más usada -casi desgastada- para describir a Citizen Kane: “Un antes y un después”.

Citizen Kane ha sido y es influyente, pero ¿qué influencias encontramos en ella? Se puede percibir cierto aroma del expresionismo alemán de principios del siglo XX, pero en palabras del propio Welles, John Ford fue su mayor influencia. El mismo con quien en ese año compitió en los Oscar, que se tornaron a favor del veterano como mejor director. Y es que a pesar de sus nueve nominaciones, Citizen Kane tan solo consiguió el Oscar al mejor guión, escrito por Herman J. Mankiewicz y el propio Welles. Con esto enlazo al polémico tema del porqué si está considerada -hasta 2012- la mejor película de todos los tiempos, no fue premiada y valorada en aquella época. Resulta que la inspiración para crear al personaje de Kane fue tomada de la figura del magnate de la prensa William Randolph Hearst, dueño de multitud de medios y exitosos diarios, entre ellos The Washington Times o The Washington Herald. Esto enfureció enormemente al gigante editor, que puso todos los medios a su alcance, que no eran pocos, para intentar impedir el estreno y la difusión de la película. Sus acciones se vieron reflejadas en la pobre recaudación en taquilla y en la casi desaparición de la obra en los años consecutivos. Solo algún tiempo después, y más concretamente en otros lugares, como en Europa, obtuvo el merecido reconocimiento del cual hoy goza. Pese a todo, la crítica no siempre estuvo al lado de Citizen Kane. Se ha criticado mucho su supuesta “sobrevaloración”, alegando que varios personajes carecen de profundidad, y que la historia en sí peca de aburrida. Si bien es cierto que las interpretaciones de algunos secundarios, sin ser deficientes, no llegan más allá de la mera corrección, no lo es menos que cumplen perfectamente su papel como tren de la historia a través de sus discursos y recuerdos. Personalmente, Kane –Welles- me parece convincente y muy divertido. Para gustos colores.

En definitiva, Citizen Kane es una película que tiene más valor por sus logros técnicos que por su profundidad emocional, pero no por ello deja de ser una obra de obligado visionado(s) para entender y valorar el cine de ayer y de hoy.
pickyboy
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