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Voto de Manuel:
9
8,0
22.025
Intriga. Drama
Japón, siglo XII. En Kioto, bajo las puertas del derruido templo de Rashomon, se guarecen de la torrencial lluvia un leñador, un sacerdote budista y un peregrino. Los tres discuten sobre el juicio a un bandido, acusado de haber dado muerte a un señor feudal y violado a su esposa. Los detalles del crimen son narrados desde el punto de vista del bandido, de la mujer, del señor feudal -con la ayuda de un médium- y del leñador, único ... [+]
9 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rashomon: La Puerta del Más Allá. En la propia Rashomon tiene lugar la parte más importante de la trama, en ella se reúnen por casualidad tres personajes. Un monje, una persona que podríamos considerar de a pie, normal, cualquiera de nosotros, y un tercero que no sabemos muy bien que es hasta que avanza la trama. Por otra parte, se cuenta la historia de un crimen, pero esa historia no es más que una especie de preparación para la reflexión final.
Es la tercera película de Kurosawa que veo, después de Los Siete Samurais y RAN. En todas ellas, logra captar una fotografía bellísima, pero esta vez he notado algo que no había notado en las anteriores (aunque en realidad está presente todo el rato en sus filmes. Pa darme collejas y no parar). Ese algo es el movimiento. Su cámara es fluida a más no poder, pero no se limita a eso, nunca hay una imagen fija en pantalla, siempre hay algo de movimiento. Su uso de la naturaleza exterior a los personajes para hablar de ellos, de como se sienten en ese momento, es simplemente mágica.
Es la tercera película de Kurosawa que veo, después de Los Siete Samurais y RAN. En todas ellas, logra captar una fotografía bellísima, pero esta vez he notado algo que no había notado en las anteriores (aunque en realidad está presente todo el rato en sus filmes. Pa darme collejas y no parar). Ese algo es el movimiento. Su cámara es fluida a más no poder, pero no se limita a eso, nunca hay una imagen fija en pantalla, siempre hay algo de movimiento. Su uso de la naturaleza exterior a los personajes para hablar de ellos, de como se sienten en ese momento, es simplemente mágica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No hay que olvidar que esta película es de 1950. Japón, un pueblo orgulloso cuyo máximo valor es el honor, acaba de perder la Segunda Guerra Mundial contra Estados Unidos. No solo la perdieron, sino que se rindieron. Sufrieron el único ataque nuclear contra población civil de la historia. Con todo esto, es fácil imaginarse como se sentía la sociedad japonesa del momento, derrotada, pesimista, después de años de fascismo y de guerra que acarrearon la destrucción de la economía. El film concluye precisamente así, como el pueblo japonés caminando hacia el futuro con un niño en brazos, una vez la tempestad ha escampado. Más Allá, el futuro. Todo ello después de ver todo lo malo que tiene el ser humano, todas las razones por las que la fe en el ser humano se puede perder. Las mentiras, el egoísmo ilimitado, cosas a las que incluso los de corazón más puro están expuestos. Todos en la historia del crimen pecan de esto, todos mienten en el juicio, pero sobre todo se están mintiendo a si mismos, su propia vanidad es lo que hace que el relato del crimen sea contradictorio, la vanidad es lo que hace que nunca se pueda alcanzar la verdad.