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Voto de AntonioFB:
7
Comedia. Drama Jojo "Rabbit" Betzler (Roman Griffin Davis) es un solitario niño alemán perteneciente a las Juventudes Hitlerianas que ve su mundo puesto patas arriba cuando descubre que su joven madre Rosie (Scarlett Johansson) esconde en su ático a una niña judía (Thomasin McKenzie). Con la única ayuda de su mejor amigo imaginario, el mismísimo Adolf Hitler (Taika Waititi), Jojo deberá afrontar su ciego nacionalismo con las contradicciones de una guerra absurda. (FILMAFFINITY) [+]
15 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The first ten-page unit of dramatic action is the most important part of the screenplay” – Syd Field

Sinopsis: II Guerra Mundial. Jojo “Rabbit” Betzler (Roman Griffin Davis) es un joven nazi de apenas 10 años que lucha por la causa aria junto a su amigo imaginario, el mismísimo Hitler. Sin embargo, su mundo se pondrá patas arriba el día que descubra a una niña judía escondida en su propia casa.

Aunque el género de comedia suele calar más fácilmente entre los espectadores (no tanto en la crítica), llevar a cabo una película como Jojo Rabbit puede ser todo un campo de minas, especialmente si tenemos en cuenta la trayectoria de un director tan asiduo a filmes meramente correctos, Taika Waititi (Thor: Ragnarok, Lo que hacemos en las sombras). Y es que, a pesar de contar con la base de una novela superventas como El cielo enjaulado de Christine Leunens, es muy difícil contar un chiste sobre el episodio más oscuro de la historia reciente.

Tal y como ocurre en numerosos títulos del género, la cinta arranca directamente con una presentación del protagonista, rompiendo la cuarta pared y exponiendo su objetivo inicial en la trama. Jojo se prepara para acudir a la Juventud Hitleirana con el fin de comenzar su entrenamiento; una etapa en la que espera volcar todas sus energías y hacerse todo un hombre, siendo fiel al “salvador” de su nación, Adolf Hitler.

Sin embargo, el joven alemán también experimenta su primer conflicto, no sentirse preparado para el entrenamiento. A pesar de ello, cuenta con la ayuda de un amigo invisible, el propio Führer (interpretado por el director de la cinta), o más bien su particular versión del dictador, la cual se nos presenta como un personaje amable y caricaturesco.

Este fanatismo infantil y acérrimo también puede verse reflejado a través de los títulos de crédito, donde se emplean imágenes de archivo y música rock para presentarnos a Hitler como un fenómeno de masas. Un claro diálogo inicial entre el título que ahora nos ocupa y El triunfo de la voluntad (Leni Reifenstahl, 1935).

Seguidamente, el personaje de Griffin Davis se reúne con su mejor y entrañable amigo Yorki (Archie Yates) a la llegada del adiestramiento. A partir de aquí seremos testigos de una extensa tanda de personajes bufos entre los que destacamos al Capitán Klenzendorf (Sam Rockwell), un héroe de guerra frustrado encargado de dirigir el campamento juvenil.

Quema de libros, odio hacia los judíos, práctica en el campo de batalla… El director y guionista no se deja ningún estereotipo nazi. Por lo tanto, desde un primer momento se nos presentan elementos como la guerra, la violencia, el fanatismo y el nazismo. Todos ellos a través de un único punto de vista, el de un niño que se siente afín a esta ideología. Es aquí donde encontramos la originalidad de la cinta. Claro, esta barbarie solamente podría tener sentido a los ojos de un niño…

El extracto a criticar finaliza con la escena en la que vuelven a aparecer todas las dudas que revoloteaban en la cabeza del protagonista al comienzo de la cinta. En ella, el joven es objeto de burla por parte de sus superiores debido a la aparente deserción de su padre en el frente. Además, es obligado por estos a matar a un inocente conejo. Al no ser capaz de ejecutar dicho deber, dejando huir al animal, no sólo se confirma su incapacidad de cumplir ciertas órdenes, sino el origen del mote que dará lugar al título de la película, Jojo Rabbit.

El largometraje de Taika Waititi puede presumir de crear un universo propio con una mise en scène de lo más cuidada, la cual nos recuerda en más de una ocasión a los Monty Python (ya es un logro). Otro aspecto técnico a destacar es, sin duda, un montaje tan ligero y chispeante como los diálogos de estos diez primeros minutos.

Especial mención al trabajo actoral de Roman Griffin Davis y Archie Yates, capaces de impregnar la gran pantalla de carisma en cada aparición.

La sátira de Jojo Rabbit es clara, aunque puede resultar un tanto obvia y simple. La cinta no es algo que no se haya visto antes, basta con mencionar El gran dictador (Charles Chaplin, 1940). Aun así, consigue su objetivo y surte efecto. Si bien es cierto que Taika Waititi profundiza en la humanidad de la historia cuando avanza el visionado, la crítica presente únicamente se centra en el comienzo.
AntonioFB
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