Desde que por los años 60 cierto espía británico congregara por primera vez multitudes de espectadores ante las salas de cine, las películas en las que él o los protagonistas principales son espías se han multiplicado exponencialmente. Sin embargo, a lo largo de estos años se ha hecho muy difícil encontrar algún largometraje de espías en el que la trama principal no discurra por recuperar algún objeto perdido, asesinar a algún malvado, o salvar al mundo. Ésta, en cambio, nos mostrará una comedia romántica incrustada dentro de una típica película de espías.

Tuck y FDR son amigos, espías y compañeros de trabajo desde hace un montón de años. Siempre se han apoyado, tanto en sus peligrosas misiones como en el terreno personal. Sin embargo, la aparición de la dulce Lauren les hará hacer algo que los amigos nunca deberían de hacer: pelearse por la misma mujer.

El gran aliciente para ver este largometraje, es la buena conjunción entre dos géneros pocas veces unidos. Así, mientras podemos ver escenas de tiros de lo más espectaculares, también comtemplaremos cómo los amores y desamores son capaces de desestabilizar a dos hombretones. Además, la cinta también presenta alguna que otra situación divertida. No obstante, peca de presentarnos relaciones de amistad poco verosímiles.

En cuanto a Chris Pine y Tom Hardy, decir que lo poco real de la relación entre sus dos personajes, hace que sobreactúen en determinados momentos. Reese Witherspoom, en cambio, interpreta a la perfección un papel que, dicho sea de paso, no presenta mayores complicaciones.