La gran virtud de esta película es mostrarnos una realidad que pocos en este pais conocen: todavía existen seres como Gildo o Severo cuyos hábitos de comportamiento se asemejan más a los de un hombre de las cavernas que a los de un hombre educado en el siglo XX. Pero no despreciemos a esta gente; más bien tengámosles pena. Es gente que desde que nacieron sólo han conocido una vida dura de trabajo y que basan gran parte de su afecto en seres que andan a cuatro patas.

La tranquilidad de Gildo se ve turbiada cuando al ir a buscar a su hija que había desaparecido unas horas antes se encuentra con que su rival y vecino Severo la ha secuestrado. En la trifulca que se origina a consecuencia resulta muerto Severo y Gildo decide esconder el cuerpo y hacer como si no hubiera pasado nada. Sin embargo, las cosas se le complicarrán cuando su hija comienza una relación amorosa con el hijo de Severo.

La película sirve para confrontar el mundo de la ciudad encarnado por Gildo y Severo contra el mundo del campo encarnado por la hija pequeña de Gildo y el hijo de Severo. Los primeros no pueden aceptar que exista una vida alejada del campo y los segundos quieren vivir una vida distinta. En medio se encuentra la hija mayor de Gildo que ante la muerte de su madre no tiene más remedio que resignarse a vivir una vida llena de privaciones en el campo. También nos permite bucear en lo complicadas que son las relaciones entre padres e hijos. Las hijas de Gildo son obedientes y hacen todo el caso del mundo a su padre, pero las diferencias de parecer entre éste y ellas crean pequeñas reveldías. En el otro punto de la balanza está el hijo de Severo que tiene que romper su relación con su padre para poder tener la libertad de poder elegir la vida que quiere.

La película destaca sobretodo por la belleza de sus localizaciones y las grandes actuaciones de los cinco actores protagonistas; especialmente un Celso Bugallo cuya locura asusta, un Juan Diego que inhala la sabiduría de una vida llena de privaciones, y una Marta Etura que es capaz de desprender dulzura y rudeza a partes iguales. Su mayor pero es lo absurdas y poco lógicas acciones de los personajes.