El escritor portugués José Maria Eça de Queirós propició un durísimo golpe a la supuesta moral de la Iglesia Cristiana al publicar la novela “O Crime do Padre Amaro”. En ella, se ataca al Vaticano en los que siempre han sido sus puntos más débiles, su corrupción e hipocresía. Por tanto, no es de extrañar la gran controversia que suscitaría la producción de la película basada en dicha novela. Controversia que casi provoca su censura por parte de la Iglesia, pero que por suerte para todo se quedó como en otros intentos parecidos de esta institución en un quiero y no puedo.

El largometraje nos cuenta la historia de un joven párroco que entra nuevo en la iglesia de una pequeña población. Allí verá con sus ojos atónitos muchos de los desvíos de los representantes eclesiásticos de la zona, pero la presencia de una bellísima joven le hará cambiar su impoluta moralidad.

Como ya se ha dicho, la película destaca por lo mismo que la novela en la que se basa, su feroz crítica a la doble moral del Vaticano. Una doble moral que predica la abstinencia y que permite a sus envíados beneficiarse sus feligreses. Una doble moral que castiga los actos delictivos, pero que no les impide beneficiarse económicamente de ellos.

Dejando a un lado valoraciones argumentales, la película destaca por las interpretaciones, especialmente las de Ana Claudia Talancón y la de Sancho Gracia. El resto, ni fu, ni fa. Un guión sólido, pero sin llamar la atención. Una banda sonora que no se recuerda al termianr la película. Unas localizaciones correctas sin más. Eccétera.