"Cautivos del Mal" nos presenta de una forma original tres historias en las que tres personajes nos cuentan como un productor de cine ambicioso y manipulador les ayudaría a alcanzar el cenit de sus carreras y como más tarde les traicionaría. Con esta historia de cine "dentro del cine", el señor Minelli trata de mostrarnos una cruda realdiad existente en todos los ámbitos laborales... las virtudes y no tan virtudes de la gente excesivamente ambiciosa.

Tras rechazar una llamada del afamado productor Jonathan Shields, Fred Amiel, Georgia Lorrison, y James Lee Bartlow, consagrados director, actriz, y guionista respectivamente; son citados a una reunión en donde un antiguo colaborador del citado productor les tratará de convencer de volver a trabajar con él. Durante esa reunión, saldrán a relucir las historias que tuvieron cada uno de ellos con el ambicioso productor.

Vista la película, queda claro que todas sus buenas críticas recibidas están bien merecidas. Ya no sólo sobresale lo atrayentes y bien estructuradas que resultan sus tres historias; sino que acierta de pleno con el inteligente y original nexo de dichas historias. Además, se ven acompañadas de una buena fotografía y de una música que acompaña a la perfección. Su gran pero, un final que resulta excesivamente ridículo para la seriedad que acompaña a todo el film.

No podemos dejar pasar su mayor virtud: un guión que resalta a la perfección la ambiguedad con la que juega el personaje de Jonathan Shields. Cierto que es un personaje rastrero y muy manipulador, y cierto que los tres cineastas tienen grandes motivos para demonizarle; pero nunca hubieran alcanzado su fama de no ser por él.

Respecto a los intérpretes, decir que todos están muy bien; especialmente un inconmensurable Kirk Douglas. No obstante, criticar una serie de sobreactuaciones tanto de este actor como de Lana Turner al final del relato de Georgia Lorrison.