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España España · Madrid
Voto de chechu:
4
Aventuras James Parker y Harry Holt organizan una expedición a África para hallar un cementerio de elefantes que les proporcione el suficiente marfil para hacerse ricos. La bella hija de Parker, Jane, se une a ellos de forma inesperada y despierta una atracción inmediata en Harry. Pero un hombre mono llamado Tarzán y sus amigos simios secuestran a la chica. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2010
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A finales de los años 20 y a principios de la siguiente década, el gran crack bursatil hizo que la mitad de la población gringa estuviera sumergida en una profunda depresión mientras que la otra mitad pasara las horas muertas pensando qué edificio le vendría mejor para suicidarse. Tal y como suele ocurrir cuando en una región aumenta la ausencia de autoestima, apareció un héroe fictício en el cual los estadounidenses pudieron fijarse para olvidar sus propios problemas. Ese héroe no fue otro que un individuo que se paseaba en taparrabos por la selva, saltando de árbol en árbol mientras ensordecía con sus gritos elefantes, monos, leones y aborígenes por igual. Todo esto se ve engrandecido ante la perspectiva histórica de ver como este ser sigue siendo uno de los mitos de la historia del cine, copando para él un buen puñado de largometrajes.

Esta película, la segunda dedicada al hombre-mono más famoso del celuloide, sentó las bases para el resto de las películas que se hiceron sobre él. El problema vino porque esas bases no respetaron para nada al personaje original ideado por Edgar Rice Burroughs. Así Tarzán pasó de ser un tipo educado capaz de desenvolverse igual de bien en pleno Londres que junto con sus amigos los monos, a un simpático personaje incapaz de pronunciar otra cosa que no sea "tu Jane, yo Tarzán". Además de eso, el elogiado Van Dyke dotó al personaje de un caracter sobrehumano que le permitía nadar más rápido que un cocodrilo, vencer a dos leones a la vez, o emitir un sonido impensable para Maria Callas.

Dejando detalles argumentales a un lado, mencionar la poca elaboración de su guión, lo tremendamente insustanciales que son muchas escenas propias de los documentales de arañitas de la segunda cadena de TVE, la absurda censura a la que se vió sometida (nos quedamos sin ver la sensualidad de Maureen O'Sullivan), la ridiculización a la que se ven sometidas las tribus indígenas, o lo esperpénticamente ridículos que resultan sus efectos especiales. De hecho, esta película deja en constancia que hay un umbral antes del cual los efectos especiales de las películas no son para disfrutarlos sino para reirse de ellos.

En cuanto a los actores, destacar la sensualidad, al belleza, y el buen hacer de una actriz capaz de enamorar a cualquier espectador. En cambio, su compañero de reparto peca en exceso de robot. ¡Si es que eso es lo que pasa cuando metes a un nadador a hacer algo que no es lo suyo!
chechu
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