Hace unos años, tras ganar el Oscar al mejor documental por "Bowling for Colombine", cierto orondo y barbudo cienasta soltó las cuatro verdades como puños que necesitaba el pueblo estadounidense para despertar de esa horrible pesadilla en la que gracias a la insensatez de Bush y entidades como "la Sociedad Nacional del Rifle" se veia inmerso. Tras ese éxito, Michael Moore siguió atizando una y otra vez con su arma favorita las verguenzas del Dios capitalismo. Sin embargo, la defensa por parte de esta estirpe de ladrones de guante blanco en forma de manipulación y censura, añadido al lógico agotamiento de enfrentarse sólo a todo un ejército de mentirosos; provocaron una disminución de la fuerza de nuestro gordito favorito. Por eso, la aparición de este documental supone la importántisima aparición de un atisbo de esperanza para los que estaos hartos que el mundo este dirigido por ladrones.

Vivimos en una sociedad en donde la clase política no tiene más remedio que bajarse una y otra vez los pantalones ante los intereses y el desorbitado poder de las grandes entidades financieras. Una sociedad en la que los más eminantes estudiantes no son contratados para hacer un mundo mejor, sino para favorecer los intereses de los más ricos. Una sociedad en donde se premia a los corruptos que en pos de enriquecerse más y más, dejan en la bancarrota a miles de familias. Todo eso y alguna que otra cosilla más se nos es mostrado por Charles Ferguson a través de aclaratorias entrevistas, llamativos hechos, e interesantes lecciones sobre econoomía.

La grandeza de este documental es mostrarnos la realidad sobre la economía mundial y sobre los mil y un chanchullos de los poderosos sin mostrar de forma evidente un posicionamiento y sin entrar en la valoración política. Está claro que golpea con fuerza el capitalismo, pero, a diferencia de Michael Moore, no ataca al sistema en si, sino a la persimibilidad del sistema hacia la corruptela. Esto le da un plus de vericidad que Michael Moore nunca pudo obtener. Sin embargo, a diferencia del cineasta de Flint, su mayor densidad en contenidos y su caracter menos humorístico, le hacen ser una película pesada y dificil de digerir para alguien no ducho en estos temas.