Tercera entrega de la saga del policía ya de sobra conocido por todos, sólo que esta vez con más presupuesto y con menos ideas. La primera parte tenía de bueno la novedad y lo cutre que era; la segunda vez tenía una visión distinta con un humor menos desagradable y hecha con mayor presupuesto; en esta parte Santiago Segura ha patinado.

Es cierto que tiene sus escenas graciosas, pero son muy pocas y no compensan las escenas desagradables, el humor insultante y la falta de ideas en el guión que ya se venía presagiando desde la segunda parte. Los actores están bien pero tampoco lucen, la música bastante bien y los efectos especiales metidos con calzador.

Lo mejor... Segura ha terminado su odiosa trilogía.