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España España · Madrid
Voto de Melmoth:
2
Drama. Romance Ben Thomas (Will Smith), un inspector de Hacienda de Los Ángeles, se pone en contacto con algunas personas para ayudarlas, pero las razones que lo mueven a actuar así son un misterio. Sin embargo, cuando conoce a Emily Posa (Rosario Dawson), una joven enferma investigada por hacienda y empieza a sentirse atraído por ella, sus inconfesables planes se tambalean. (FILMAFFINITY)
21 de enero de 2009
22 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
No nos engañemos: Muccino sabe hacer películas, como yo sé se hacer arroz a la cubana. Es comestible, pero todos preferimos un arroz a banda o rissotto o la mismísima e indiscutible paella. Con "En busca de la felicidad" me pasé toda la película, preguntándome cuándo se suicidaría el inefable Príncipe de Belair (con perdón, reconozco buenas interpretaciones en alguna que otra escena) o cómo diantres se sobrevive con el mismo traje, el mismo no trabajo, el mismo jodido artefacto que nunca se vende y con el mismo y encantador niño. Con este pastiche de "Siete almas" me he preguntado otras cosas, que no compartiré aquí en filmaffinity por ser pudoroso con el lenguaje y, sobre todo, para que me permitan publicarla. Quizá lo más gratificante sea la mortal medusa en la bañera haciéndole un favor al jeremías Smith, es decir, haciendo lo que en la fábula del escorpión hacía éste con la tortuga, a saber, matarla. Original suicidio es, no me negarán. Espero, por nuestro bien, que dicho animal (hermoso, suave y elegante donde los haya) no se venda en acuarios comunes, porque ya me veo yo algún que otro cantalaurora, quejica y llorón comprando bichos exóticos del tipo rana del Brasil, mambas africanas o, ya puestos, un enjambre de hormigas carnívoras... todo por salir en la página de sucesos o que Muccino haga otra de sus "gaseosas" americanas. Por último, mi arroz a la cubana lo hago con plátano frito y sabe mejor que los 20 primeros minutos del film del italiano y hay quien repetiría mi suculento guiso con tal de no ver los 20 minutos finales. Suerte al próximo despistado que vaya al cine a ver este engendro sentimentaloide. Cuando salga del cine, acuérdese de mí, escríbame y le invito a mi plato favorito y único, de momento, que yo sí sé cuáles son mis límites en la cocina. ¿Los sabrá Muccino en cuanto al séptimo arte de entretener al prójimo? Gracias
Melmoth
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