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España España · Madrid
Voto de mato:
4
Drama Tom Joad (Henry Fonda) regresa a su hogar tras cumplir condena en prisión, pero la ilusión de volver a ver a los suyos se transforma en frustración al ver cómo los expulsan de sus tierras. Para escapar al hambre y a la pobreza, la familia no tiene más remedio que emprender un larguísimo viaje lleno de penalidades con la esperanza de encontrar una oportunidad en California, la tierra prometida. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2009
35 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer tuve la oportunidad de ver una película del cine de toda la vida. Deberíamos llamarle una película clásica, yo voy a llamarle una película antigua.

Es clásica por la fama que tiene, por su condición de película célebre, de referencia del cine realista para mucha gente, por su autor. Es antigua por toda la gama de recursos que ofrece.


Si algo hay que destacar de la peli es su valentía. La valentía y el mensaje socialista es del propio escritor, pero sí se agradece que el mensaje no se perdiera por el camino, que el fascismo de John Ford no travistiera el comunismo de Steinbeck. Sin duda, ése es para mí el mayor mérito del Tuerto. Lo peor de esto es que su mensaje siga siendo hoy igualmente válido. Lo mejor de esto es que logre conectar con la platea, con algunos de los espectadores que hoy la ven y la viven y se emocionan.


Yo no soy de ésos. Yo soy de los que la veo y me quedo frío. Me quedo frío desde el principio. Cuando veo que no hay ninguna coherencia entre forma y fondo. Que el pretendido realismo de los campos no es más que decorado de un estudio. Que la cámara refleja planos lujosos de una pobreza de diseño. Que la interpretación de los actores es de método, no de naturalismo. Que busca la empatía mediante la lástima. Que hace avanzar la trama mediante diálogos. Que no es capaz de crear imágenes potentes. Que hace evidentes los sentimientos y las conclusiones. Que buscando hacer cine, sólo es capaz de hacer teatro filmado.


Por todo eso me deja frío. Pero que me deje frío, no significa que no valore la idoneidad de su mensaje, no valore que a muchos ayer les entretuviera, les hiciera vivirla, sentirla. Porque el teatro también puede cambiar el mundo, también puede generar emociones. Lo antiguo no es necesariamente malo, puede mover más que lo moderno. Pero no por ello deja de ser antiguo.
mato
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