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Voto de LockeDeckard TSR06:
10
8,1
137.522
Ciencia ficción. Acción
Noviembre de 2019. A principios del siglo XXI, la poderosa Tyrell Corporation creó, gracias a los avances de la ingeniería genética, un robot llamado Nexus 6, un ser virtualmente idéntico al hombre pero superior a él en fuerza y agilidad, al que se dio el nombre de Replicante. Estos robots trabajaban como esclavos en las colonias exteriores de la Tierra. Después de la sangrienta rebelión de un equipo de Nexus-6, los Replicantes fueron ... [+]
14 de julio de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil realizar una crítica acertada sobre una película tan maravillosa, tan metafísica y tan poética como Blade Runner. Es también complicado realizar una crítica objetiva sobre una de mis películas preferidas, posiblemente mi película favorita. Intentaré primero analizar algunos de los temas de la película y, después, otros aspectos.
Uno de los temas fundamentales de la película es la carencia de ética y moral que puede llegar a mostrar la raza humana. Ésta se manifiesta en la película a través de la creación de seres humanos artificiales, los replicantes, para su posterior utilización como esclavos. Estos seres son utilizados por sus creadores como unos siervos que ni siquiera tienen consideración humana y que no tienen derecho a una vida duradera.
Otro tema que está muy presente en la película es el afán de respuestas sobre el sentido de la vida que siempre ha tenido el ser humano. Pero, en la película, no es un ser humano quien manifiesta ese afán, sino un replicante, Roy Batty, que toma consciencia de su propia existencia, se niega a seguir viviendo como un esclavo y decide ir en busca de su creador para exigirle respuestas existenciales y, sobre todo, más vida.
La película también pone de manifiesto que el amor no conoce límites ya que surge una relación sentimental entre Deckard, el policía encargado de retirar a los replicantes, y una replicante, Rachel.
Pero en esta película, sin duda, hay una escena que quedará grabada con letras de oro en la historia del cine y ésa es el monólogo final de Roy Batty, que, agonizante, hace una de las reflexiones más profundas que se puedan hacer: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia... Es hora de morir".
Este monólogo describe lo que es la fugacidad de la vida pero, además, exalta el valor inconmensurable de los recuerdos, de nuestros momentos vividos, que constituyen la base de nuestra existencia y que, con la muerte, acabarán perdiéndose en la infinidad del tiempo como lágrimas en la lluvia.
Abordando otros aspectos de la película, simplemente me gustaría destacar los magníficos efectos visuales y, sobre todo, la extraordinaria banda sonora compuesta por Vangelis, que pone la piel de gallina a quien la escuche.
Hay que destacar también las fantásticas interpretaciones por parte de todos los actores, especialmente por parte de Rutger Hauer, que interpreta a Roy Batty, y de Harrison Ford, que interpreta a Deckard.
El doblaje español es extraordinario, destacando la magnífica voz de Constantino Romero doblando a Rutger Hauer.
Y, por supuesto, no hay que olvidar al gran arquitecto de esta maravilla del séptimo arte, Ridley Scott, cuya dirección fue brillante.
En definitiva, se trata de una de las mejores películas de todos los tiempos, que es imprescindible ver y volver a ver una y otra vez.
Uno de los temas fundamentales de la película es la carencia de ética y moral que puede llegar a mostrar la raza humana. Ésta se manifiesta en la película a través de la creación de seres humanos artificiales, los replicantes, para su posterior utilización como esclavos. Estos seres son utilizados por sus creadores como unos siervos que ni siquiera tienen consideración humana y que no tienen derecho a una vida duradera.
Otro tema que está muy presente en la película es el afán de respuestas sobre el sentido de la vida que siempre ha tenido el ser humano. Pero, en la película, no es un ser humano quien manifiesta ese afán, sino un replicante, Roy Batty, que toma consciencia de su propia existencia, se niega a seguir viviendo como un esclavo y decide ir en busca de su creador para exigirle respuestas existenciales y, sobre todo, más vida.
La película también pone de manifiesto que el amor no conoce límites ya que surge una relación sentimental entre Deckard, el policía encargado de retirar a los replicantes, y una replicante, Rachel.
Pero en esta película, sin duda, hay una escena que quedará grabada con letras de oro en la historia del cine y ésa es el monólogo final de Roy Batty, que, agonizante, hace una de las reflexiones más profundas que se puedan hacer: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia... Es hora de morir".
Este monólogo describe lo que es la fugacidad de la vida pero, además, exalta el valor inconmensurable de los recuerdos, de nuestros momentos vividos, que constituyen la base de nuestra existencia y que, con la muerte, acabarán perdiéndose en la infinidad del tiempo como lágrimas en la lluvia.
Abordando otros aspectos de la película, simplemente me gustaría destacar los magníficos efectos visuales y, sobre todo, la extraordinaria banda sonora compuesta por Vangelis, que pone la piel de gallina a quien la escuche.
Hay que destacar también las fantásticas interpretaciones por parte de todos los actores, especialmente por parte de Rutger Hauer, que interpreta a Roy Batty, y de Harrison Ford, que interpreta a Deckard.
El doblaje español es extraordinario, destacando la magnífica voz de Constantino Romero doblando a Rutger Hauer.
Y, por supuesto, no hay que olvidar al gran arquitecto de esta maravilla del séptimo arte, Ridley Scott, cuya dirección fue brillante.
En definitiva, se trata de una de las mejores películas de todos los tiempos, que es imprescindible ver y volver a ver una y otra vez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
También me gustaría comentar dos escenas en particular: la primera de ellas es la escena en la que Roy Batty discute con su creador, Eldon Tyrell. Éste último fue quien diseñó a los replicantes, creando y utilizando la vida a su antojo, jugando a ser Dios, denotando una arrogancia y unas carencias éticas evidentes. Como si de un dios se tratase, vive en la cima de un gigantesco complejo piramidal, el edificio más alto de toda Los Ángeles. Roy Batty ve a Tyrell como un dios (lo calificó de dios de la biomecánica) y le exige más vida porque siendo Tyrell su creador, en teoría, éste es responsable de lo creado. Quiere vivir más y al darse cuenta de que Tyrell no puede complacerle se da cuenta de otra cosa: Tyrell es un falso dios que creó unos seres humanos artificiales con consciencia propia y con una esperanza de vida limitada sin importarle las consecuencias de ésta. Al descubrir eso, enfurece y mata a su creador, a su dios; convirtiéndose en su propio dios y viviendo sus últimos momentos sin ningún tipo de complejo.
Por último, querría comentar la escena en la que Roy Batty salva a Deckard: ante la inminencia de su muerte, el amor que siente Roy Batty por la vida misma es más fuerte que nunca, amando no sólo su vida sino la de todos, tomando consciencia de lo importante y preciosa que es cada vida. Consciente mejor que nadie de que todas nuestras vivencias se perderán con la muerte, Roy salva a Deckard de una muerte segura para evitar que se pierdan las vivencias del Blade Runner, demostrando así más humanidad y empatía que cualquier ser humano: salva al hombre encargado de retirarlo para evitar que a éste le ocurra lo que le está a punto de suceder a él. Y, antes de morir, le narra con mucha nostalgia los grandes momentos de su vida en las colonias siderales, exaltando y reivindicando el valor de su existencia, que a pesar de haber sido muy breve, tuvo un valor extraordinario porque en ella contempló maravillas del cosmos que nadie más tuvo el privilegio de contemplar. Así pues, las últimas y bellísimas palabras del replicante son la máxima exaltación de nuestras vivencias, de nuestros momentos vividos, de nuestros recuerdos, que son lo que hacen lo que somos, lo que nos define y lo que hace de cada vida un tesoro de un valor prodigioso porque cada vida es única e irrepetible y, con nuestra muerte, esas vivencias que nos definen se perderán en la infinidad del tiempo como lágrimas en la lluvia.
Todos tenemos nuestra Puerta de Tannhäuser, nuestros momentos vividos que nos hacen ser únicos y eso es así porque todas las vidas son diferentes y, por lo tanto, extraordinarias y éste es sin duda el mensaje más maravilloso que se pueda transmitir en una película.
Esta cinta de Ridley Scott es, en definitiva, un canto a la vida y a la memoria. Una obra de arte.
Lo mejor: absolutamente todo, destacando el extraordinario contenido filosófico de la película.
Lo peor: imposible decir nada en contra de esta grandísima obra maestra.
Por último, querría comentar la escena en la que Roy Batty salva a Deckard: ante la inminencia de su muerte, el amor que siente Roy Batty por la vida misma es más fuerte que nunca, amando no sólo su vida sino la de todos, tomando consciencia de lo importante y preciosa que es cada vida. Consciente mejor que nadie de que todas nuestras vivencias se perderán con la muerte, Roy salva a Deckard de una muerte segura para evitar que se pierdan las vivencias del Blade Runner, demostrando así más humanidad y empatía que cualquier ser humano: salva al hombre encargado de retirarlo para evitar que a éste le ocurra lo que le está a punto de suceder a él. Y, antes de morir, le narra con mucha nostalgia los grandes momentos de su vida en las colonias siderales, exaltando y reivindicando el valor de su existencia, que a pesar de haber sido muy breve, tuvo un valor extraordinario porque en ella contempló maravillas del cosmos que nadie más tuvo el privilegio de contemplar. Así pues, las últimas y bellísimas palabras del replicante son la máxima exaltación de nuestras vivencias, de nuestros momentos vividos, de nuestros recuerdos, que son lo que hacen lo que somos, lo que nos define y lo que hace de cada vida un tesoro de un valor prodigioso porque cada vida es única e irrepetible y, con nuestra muerte, esas vivencias que nos definen se perderán en la infinidad del tiempo como lágrimas en la lluvia.
Todos tenemos nuestra Puerta de Tannhäuser, nuestros momentos vividos que nos hacen ser únicos y eso es así porque todas las vidas son diferentes y, por lo tanto, extraordinarias y éste es sin duda el mensaje más maravilloso que se pueda transmitir en una película.
Esta cinta de Ridley Scott es, en definitiva, un canto a la vida y a la memoria. Una obra de arte.
Lo mejor: absolutamente todo, destacando el extraordinario contenido filosófico de la película.
Lo peor: imposible decir nada en contra de esta grandísima obra maestra.