Parece que se ha puesto de moda esto de hacer películas corales en las que se disecciona la "realidad".

En fin, todas están hechas con los mismos ingredientes: unos gramos de infelicidad, dos o tres desgracias, personajes solitarios que interactúan, voz en off pedantilla, larga duración, y no contar nada. Simplemente hay que esperar las críticas de oh la decadencia occidental, oh la hipocresía, oh la doble moral, oh no es una película al uso porque refleja la "realidad".

Pues vale. Al que le gusten estos típicos-tópicos que tanto abundan hoy en día que le aproveche. A mí me parece un recurso facilón para tapar lo de siempre: la falta de ideas. El cine no ha de reflejar la "realidad", simplemente ha de ser cine, ha de ser una realidad en sí mismo.

Eso sí, hay que reconocer que la realización tiene cierto talento esta vez, pero ya huele este festival de tópicos destinado a "little children" emocionales.

La escena del coche es muy divertida, aunque no sé si era ése el propósito. De todas formas, como la mayoría de este subgénero modernete tan manido, la película no pasa de discreta.