FA
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Voto de Gilbert:
3
7,2
146.399
Acción. Bélico. Aventuras. Fantástico
Adaptación del cómic de Frank Miller (autor del cómic 'Sin City') sobre la famosa batalla de las Termópilas (480 a.C.). El objetivo de Jerjes, emperador de Persia, era la conquista de Grecia, lo que desencadenó las Guerras Médicas. Dada la gravedad de la situación, el rey Leónidas de Esparta (Gerard Butler) y 300 espartanos se enfrentaron a un ejército persa que era inmensamente superior. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2007
177 de 333 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui a ver este videojuego con 7 amigos, y nada más terminar ya supe que mi opinión era minoritaria. Normal, hoy en día hay mucha adicción a la Play. Pero defendí mis posiciones numantinamente. Desde el palco iba echando a patadas al patio de butacas a todo el que disentía de mí, el aforo completo, unos 300. Qué chulo que soy.
Si creéis que esta peli va de la batalla de las Termópilas entre persas y griegos en la antigüedad vais daos. El verdadero argumento de la peli lo descubro en el spoiler no sea que destripe el asombroso y elaborado guión de esta profunda y conmovedora obra maestra
Si creéis que esta peli va de la batalla de las Termópilas entre persas y griegos en la antigüedad vais daos. El verdadero argumento de la peli lo descubro en el spoiler no sea que destripe el asombroso y elaborado guión de esta profunda y conmovedora obra maestra
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Una drag queen muy muy grande está decidida a entrar gratis en la disco Esparta. Para ello envía primero a un negrata a decirle al jefe de los seguratas del antro que o pasan él y sus amigotes por el morro o se va a enterar lo que vale un peine. El segurata boss, que es más chulo que un ocho, de una patada estilo Chuck Norris lo envía a un pozo de esos sin fondo. En Barcelona suelen hacerlo al mar, así que por ahora nada fuera de lo común.
Pero el travelo gigantón es muy suyo también, así que reúne a tropecientos millones de esbirros de lo más variopinto, entre los que hay orcos, guerreros ninja, e incluso aparece Frankenstein y un tío con brazos de cangrejo. Debía ser carnaval supongo. Así que reunida la cuadrilla, deciden entrar a saco en la disco por la puerta más pequeña, vete a saber porqué.
Total, que como al jefe de los seguratas los dueños de la disco le dicen que por ahora no van a llamar a los antidisturbios, pues se dirige con los demás seguratas a la puerta Termópilas, que así se llamaba el acceso. Una vez ahí adoptan la típica táctica de la profesión: hacen de tapón en la entrada, de esos que no entra ni Blas.
Mientras tanto la chica del segurata boss, la reina de las go-gós, se cepilla a uno que mueve bastante el cotarro en la disco, con el noble objetivo que convenza a los dueños que llamen de un puñetera vez a los antidisturbios. Naturalmente el del cotarro, que es una víbora, pasa de su promesa, total ya ha mojado. Así que la go-gó, emulando a su amorcito, le da su merecido.
En la puerta los seguratas siguen con su infranqueable tapón. Pero les traiciona una especie de obeso Gollum, rencoroso porque por lo visto quería ser segurata pero el boss le dijo que no daba el pego claro. La mega-loca entra con sus amigotes por otra puerta, coge por la espalda a los porteros de disco y hacen un gruyere con ellos.
De todo esto nos enteramos porque uno de los seguratas, que se ha dado el piro antes que entrasen los que querían pasar sin pagar, se la está contando a los antidisturbios, que ya están en formación para cargar contra la reinona y su carnaval. Pues vale.
Pero el travelo gigantón es muy suyo también, así que reúne a tropecientos millones de esbirros de lo más variopinto, entre los que hay orcos, guerreros ninja, e incluso aparece Frankenstein y un tío con brazos de cangrejo. Debía ser carnaval supongo. Así que reunida la cuadrilla, deciden entrar a saco en la disco por la puerta más pequeña, vete a saber porqué.
Total, que como al jefe de los seguratas los dueños de la disco le dicen que por ahora no van a llamar a los antidisturbios, pues se dirige con los demás seguratas a la puerta Termópilas, que así se llamaba el acceso. Una vez ahí adoptan la típica táctica de la profesión: hacen de tapón en la entrada, de esos que no entra ni Blas.
Mientras tanto la chica del segurata boss, la reina de las go-gós, se cepilla a uno que mueve bastante el cotarro en la disco, con el noble objetivo que convenza a los dueños que llamen de un puñetera vez a los antidisturbios. Naturalmente el del cotarro, que es una víbora, pasa de su promesa, total ya ha mojado. Así que la go-gó, emulando a su amorcito, le da su merecido.
En la puerta los seguratas siguen con su infranqueable tapón. Pero les traiciona una especie de obeso Gollum, rencoroso porque por lo visto quería ser segurata pero el boss le dijo que no daba el pego claro. La mega-loca entra con sus amigotes por otra puerta, coge por la espalda a los porteros de disco y hacen un gruyere con ellos.
De todo esto nos enteramos porque uno de los seguratas, que se ha dado el piro antes que entrasen los que querían pasar sin pagar, se la está contando a los antidisturbios, que ya están en formación para cargar contra la reinona y su carnaval. Pues vale.