MI VALORACIÓN RESPONDE A LA DIRECCIÓN DE LOS SIMPSON. No a sus magníficas primeras temporadas, sino a su decadencia. Dicho eso, empiezo...

Todo el mundo conoce a los Simpson. Sabemos que empezaron una era televisiva, y son la representación del cambio social que se produjo desde principios de los noventa hasta la primera década del siglo XXI. Los Simpson es la obra artística que mejor muestra ese fenómeno, de dónde venimos y cómo hemos venido a parar aquí. Sólo hace falta prestar atención a lo que aparece en pantalla... y a lo que se omite.

Pero no vayamos tan lejos como para hacer un análisis social y antropológico mirando la serie. Intentemos ver la calidad real de los Simpson, como serie de humor y crítica social. Y es en este punto cuando una persona sensata se detiene y se rasca la cabeza. Los simpson simplemente han pasado por demasiadas fases, por demasiadas temporadas, por demasiadas "eras". Van 27 temporadas, nada menos.

Comenzaron con más inocencia de la que tienen ahora, eso está claro. Sus capítulos eran sin embargo, más redondos. Contenían humor, contenían crítica, y contenían sentimientos. Sí, sentimientos. Hay momentos muy emotivos en los Simpson. Y tras unas pocas temporadas cogiendo fuerza, esta mezcla se perfeccionó. Era un equilibrio perfecto de una serie con la que no podías dejar de reír, que al mismo tiempo te hacía pensar y replantearte cosas, y en ocasiones te conmovía.

Ese equilibrio delicado se mantenía merced a unas condiciones que no podían durar. Mientras la Fox daba un virazo hacia una izquierda más agresiva, los Simpson cambiaban su cantinela por una mucho menos conmovedora. Comenzaron a aparecer las moralinas superficiales de la moda del momento, casi siempre materializadas en la cara de Lisa Simpson, que dejó de ser una niña para ser la voz del estudio. Soy honesto. He llegado a odiar a Lisa Simpson. Pero eso no es tan grave como lo que viene a continuación.

Los Simpson perdieron la gracia. Las series, como las cuentas de youtube o la tierra, funcionan también por inercia. La inercia es importante. Cuando un fenómeno es lo bastante grande, se mantiene por sí mismo en movimiento. Lo que se mueve, tiende a seguir moviéndose. Los Simpson eran tan enormes que no necesitaban calidad para medrar. La gente estaba más que dispuesta a tragarse todo lo que saliera de la serie. Había una predisposición a amarlos.

Y la calidad se fue al garete. Ya no importaban las tramas, se burlaban de ellas en los mismos episodios. Ni las emociones. Era el absurdo al máximo, salvo para la moralina de turno. Y la directiva afirmaba que "la calidad no ha disminuido ni un ápice". Si pudiérais oír las risas en mi casa, sabríais que no es cierto. Los capítulos antiguos provocan carcajadas. Con los nuevos, silencio. Y a veces algún colega te pide "joder, qué coñazo, mira a ver si ponen otra cosa". Duele. Pero le entiendo, y cambio de canal. Algunos episodios llegan a ser insoportables.

Las cosas cambian un poco en las últimas temporadas. Parece que por fin hay autocrítica. Se percibe una vuelta a los orígenes, pero tras destruir las historias de sus personajes y rehacerlas (ya no sé cuál es la versión canónica del pasado de Marge y Homer, pues lo rehicieron destruyendo algunos capítulos LE-GEN-DA-RIOS de la serie),ya es demasiado tarde. Los Simpson ha sido una serie bandera de Fox, y ha sido duramente pisoteada por ellos también.

Sólo queda recordar lo que fue y esperar que sepan darle un final a la altura de su leyenda. Espero que sea pronto.