Thriller psicológico proveniente de Austria que nos mantiene en vilo esperando un colofón turbador que nunca llega. Simi es una adolescente con sobrepeso que visita a su tía, nutricionista de renombre, para que la haga perder peso. Una vez en su casa de campo, la atmósfera familiar no puede ser más malrrollera.

He dicho nutricionista de renombre, pero es que vaya tela. Su técnica infalible para perder peso es...no comer. Oiga, no sé cuántos años de estudio se habrá cascado para llegar a semejante metodología, con razón ya no vende libros. En fin, que lo más trabajado es esa atmósfera malsana, en la que uno detecta que alguien está zumbado, y al menos se las ingenian para que hasta casi el final no sepamos quién. Eso sí, el desenlace es uno de los tres o cuatro posibles, tantos como personajes hay en el film. Así que sorpresa, pues no hay.

Me resulta fallida, ya que una vez sentadas las bases, no se produce un crescendo, ni una cadena de sucesos que eleven la tensión. Uno lo espera, pero llegados a un nivel más bien medio-bajo, la cosa no se pone peor. Peor-mejor, quiero decir. La revelación final, como apuntaba, no resulta sorpresiva, y las escenas finales son tan apresuradas que casi da cosica. Un viaje que parecía prometedor, pero que al final no te lleva a ningún sitio de interés.