Policíaco japones que, a pesar de venir de un manga, recuerda en forma y fondo a referentes usamericanos que todos conocemos. Un asesino en serie comete crímenes y los reivindica como obras de arte. El policía que lo investiga pronto se ve implicado de manera más que personal.

Que veinte años después sigan imitando la atmósfera y la estética del film de David Fincher nos habla del calado de su obra. Esas similitudes nos hacen desviar la atención y obviar algunas virtudes que tiene Museum, pero que quedan ensombrecidas por lo desfavorecida que queda en comparación. Lluvia todo el tiempo salvo cuando atrapan al asesino, es que ni una gota de pudor se han ahorrado. Y para colmo se gastan un deux ex machina alucinante para justificar que la policía enderece la investigación. Que incluso da pie a una mini sub trama familiar que maldita la falta que hacía.

Así pasa, que nos vamos a las dos horas que se hacen demasiado largas, demasiados temas, escenas dramáticas demasiado extensas que ni siquiera añaden tensión. Se pierde agilidad para intentar dar algo de profundidad, y no sale bien. Además, el psicópata pasa de astuto e implacable a tontorrón e histriónico por arte de las exigencias del guión. Y con ese final...no esperarían hacer segunda parte. Media hora menos y quizá seríamos algo más generosos.