Desde Australia nos llega una trama policial con intriga, buenas actuaciones y el desolado paisaje desértico australiano como un personaje más. Un maduro policía federal regresa a su pueblo para asistir al funeral de un amigo de su juventud, que aparentemente se suicidó tras matar a su familia. Allí no tardarán en recordarle su pasado mientras intenta desentrañar si el crimen fue tal como parece.

Es de esas películas que se cuecen a fuego lento, sin artificios y con un crescendo cadencioso pero inapelable. No es, sin embargo, de esas que se hacen desesperadamente arrastradas y que cuesta un suplicio terminar.
El luminoso paisaje desértico australiano juega su baza como un acompañante más en el amargo viaje que es The Dry. Lo único que no me cuadra es el asomo de romance, que no parece encajar con el papel que juegan sus dos protagonistas en la historia. Pero no es suficiente para aguar la función, ni la edulcora en modo alguno. Y la presencia de Eric Bana siempre es garantía de buen hacer actoral. No se la pierdan.