Descarnado acercamiento a la Corea rural que parece propaganda de sus vecinos del norte para denunciar las perversiones de su vecino capitalista. En una isla frente a la península coreana malvive una joven diariamente maltratada por su marido, su cuñado y el resto de sus familiares. Allí llega su amiga pija de Seul a pasar unos días, una mujer que pasa de implicarse en nada que la pueda meter en problemas.

Primero empezamos con la amiga pija, y se nos deja claro que representa una forma de vivir de espaldas al prójimo, muy de ciudad, egoísta y con pocos escrúpulos. Su contraparte en la amiga de la infancia, que no para de recibir vejaciones y de soportarlas porque no conoce otra cosa. Ignoro si la Corea rural es tal y como se nos describe, porque da muchísima grima, con maltratos, violaciones, abusos, incestos y cualquier otro ultraje que se les ocurra. Y un salvaje sometimiento de la mujer al hombre, tan interiorizado que las ancianas participan de ello y lo jalean.

En el tramo final las tornas se cambian y lo que parecía imposible ocurre, dando un importante giro a la película. Lo podemos entender y hasta justificar, tanto emotiva como cinematográficamente. El problema es que ese tercio final se alarga dando lugar a unas poco veraces escenas que solo parecen existir para forzar un cambio en la personalidad de una de las amigas. Demasiado poco sutil en una cinta ya de por sí poco dada a sutilezas. Pero todo tiene su límite. Una especie de "Perros de paja" rural con carga feminista y que arremete contra el moderno egoísmo individualista. Un 6 no es mala nota pero de ahí sí que no pasa.