Cuando estábamos al borde de la serie B más flojeras nos sorprenden con una resolución final llena de ritmo y frenesí. Tan loco y carente de sentido como todo lo demás, pero que al menos nos despierta del sopor. Una mujer sufre alucinaciones con una criatura que parece salida del infierno, y que tiene que ver con ella pero no sospecha hasta qué punto.

Casi toda la cinta es pura decepción, desde los actores de nulo carisma hasta la banda sonora propia de telefilm de tercera. Nos obsequian con las típicas escenas de sustos, asaltos, puertas que se abren, pasillos oscuros, bombillas que revientan, persecuciones en sótanos oscuros... Todo demasiado obvio y requetevisto para el aficionado que busque sensaciones nuevas.

Llegados al momento explicación, la cosa cambia para bien; lo malo es que la losa de lo visto previamente poco hace por levantar la función en su totalidad. Aunque nos expliquen el origen del bicho, una explicación locuela como procede en una cinta de terror fantasioso, queda en el aire por qué eso le faculta para actuar como un ninja o para tener súper poderes eléctricos. Esto último lo despachan con un par de frases al principio de lo más ridículas, en un alarde de falta de complejos. El festival violento del final ayuda algo, pero más para transformar Malignant en una peli de ninjas que en algo que de miedo. No se van a aburrir, pero poco más van a sacar.