Esta serie tiene el encanto de los estafadores: escenas bien hechas, intérpretes brillantes, dirección esmerada pero sin ningún tipo de verosimilitud (hablo de la trama). Funciona como una sátira traicionera de la maldad humana, y tiene momentos que son más de una comedia negrísima que de un drama humano.

¡Qué ridículos parecen los personajes sumidos en una trama sangrienta y dolorosa! Eso sí, muy bien hilada. Y las conversaciones del condenado a muerte con su secuaz. Y no digamos la secuestrada que resulta ser un bicho. No voy a desvelar más: si la veis con un sentido lúdico de lo que es una serie, lo pasaréis.; si la veis como un retrato (veraz) de cómo funciona un ser humano bajo tensión, será un bodrio incomible. Y o al final, me lo pasé bien. Y eso que en ciertos momentos los actores (incluidos Tennant y Tucci) parecen muñecos de guiñol).