Las películas de Mariano Ozores siempre tuvieron un tufo machista, pero hay algunas como esta en que se hace casi insoportable, incluso para la época (1974). Con la excusa de la venta de pisos nuevos nos encontramos con toda una retahila de tópicos carpetovetónicos de la peor especie: machismo, sumisión total de las mujeres a los deseos del marido, hombres a trabajar y mujeres en la casa para cocinar, amantes mantenidas a las que les ponen un piso, trepas pelotas de oficina, viudas y viudos muy decentes que nunca sucumben a las tentaciones de la carne, suegras odiosas ... Todo esto contado con menos gracia de la acostumbrada, hay muy pocos momentos inspirados, lo que convierte la película en bastante aburrida. En fin, Ozores en su peor versión.

En cuanto a las interpretaciones, tampoco son para tirar cohetes. Salvaría a Antonio Ozores, en su eterno papel de siempre, pero que le funciona muy bien. Correctos, más bien funcionariales, López Vázquez y María Asquerino, algo mejor los siempre cumplidores Concha Velasco y José Sazatornil, Rafaela Aparicio haciendo el mismo papel de siempre y un Pedro Osinaga que fue un muy apañado actor de teatro, pero que en el cine nunca funcionó.

En resumen, muy floja y con demasiado tufo a naftalina machista.