Haz click aquí para copiar la URL
Voto de AdolfoOrtega:
10
Aventuras. Drama Antigua Roma, bajo el reinado de los emperadores Augusto y Tiberio (s. I d.C.). Judá Ben-Hur (Charlton Heston), hijo de una familia noble de Jerusalén, y Mesala (Stephen Boyd), tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación, son dos antiguos amigos, pero un accidente involuntario los convierte en enemigos irreconciliables: Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano, y Mesala lo encarcela a él y a su ... [+]
14 de abril de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde los primeros siglos de nuestra era, el hombre ha procurado representar, con desigual resultado, la figura de Jesucristo. Desde imágenes barrocas que la devoción popular ha cubierto de santidad, hasta obras pictóricas que por sí mismas enaltecen al género humano. Sin embargo, el cine, en mi opinión, no ha sabido aún glorificar al Hijo de Dios como lo han hecho otras artes.

Y es que es imposible tratar al más grande entre los nacidos como un personaje cualquiera de una película. Ningún actor ha podido ni podrá trasmitir la enésima parte del cúmulo de emociones que despertó Su presencia en los que caminaron junto a Él. Ningún guión puede encerrar la profundidad psicológica de quién es hombre y Dios a un tiempo. Ni las más fieles al mensaje evangélico, como El Evangelio Según San Mateo de Passolini, ni las que se centran en un momento en concreto de su vida, como La Pasión de Gibson. Ni las más ortodoxas y respetuosas con el dogma cristiano, come Jesús de Nazarét, de Zafarelli, ni las que en su día despertaron más polémica entre creyentes y no creyentes, como La Última Tentación de Cristo, de Scorcese.

Tanto es así, que la mejor representación de Cristo en la pantalla grande es la que nos brinda Willian Wyler en Ben Hur. En apenas cinco minutos, en los que aparecen, en un plano subjetivo, Sus Manos dando de beber amorosamente al sediento, somos testigos del cambio de actitud inevitable en quién se encuentra con Él. Tanto de quién desde la fé lo reconoce como el esperado Mesías, hasta el pagano que sucumbe ante la fuerza de Su Mirada. Jesús nunca pasa desapercibido.

Es ésta para mí, la mejor secuencia de una película que ha pasado a la Historia por la puesta en escena de las carreras de cuádrigas en el circo, o por el agónico remo al ritmo creciente del timbal en el vientre de las galeras romanas. Secuencias buenísimas, pero que quedan en mantilla al lado de la mejor representación de Cristo que, hasta ahora, nos ha brindado El Cine.
AdolfoOrtega
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow