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Voto de chobrein:
3
Drama. Intriga. Romance Ana (Manuela Vellés) y su mejor amiga Linda (Bebe) comparten el piso que una mecenas de jóvenes talentos tiene en Madrid, y donde también se refugian otros aspirantes a artistas, entre ellos un chico saharaui y un anglosajón. Antes de llegar a la capital, Ana vivía con un padre hippy, en Ibiza, donde trabajaba de camarera. (FILMAFFINITY)
8 de noviembre de 2007
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ay, Julio. Querido amigo, ¿qué has hecho? Te tomaba por uno de los escasísimos cinestas españoles con unas neuronas, con una voluntad estética clara, con una capacidad de transmitir historias (no esas estupideces de guerra civil, de treintañeros desencantados, de marginados periféricos, de comedias garrulas, de terror teenager con espíritu USA que pueblan nuestra cinematografía). Julio, tú le dabas sentido a las imágenes, creabas un universo personal, eras (eres...) un autor, un autor. Julio...
Pero bueno, todos tenemos derecho a equivocarnos, a pesar de ser Caótica Ana una mierda descomunal (luego explicaré el porqué) debería perdonarte, tu pasado cinematográfico te respalda, y se supone que tienes mucho futuro por delante. Una pena sería que la última película de Bergman hubiese sido Transporter 3 o que el testamento cinematográfico de Rohmer hubiese sido Las 13 Rosas, pero no, a pesar de que todavía no he visto sus últimas películas al parecer estos señores han sido fieles a su espíritu.
Julio, has cometido un tropezón moral, has rodado algo tan patético que me siento indignado porque nunca me hubiese esperado que me hubieses ofrecido una cinta repleta de infantilismo, de estereotipos, de lugares comunes ridículos y de personajes planos. No me sirve la coartada familiar que has ofrecido a la prensa para justificar esta historia tan irritante.
En primer lugar, los diálogos, en cuanto Manuela Vellés y Bebe hablan me da la sensación de que estamos ante diálogos típicos de cuando éramos adolescentes y comenzábamos a ver cine patrio de los noventa y decíamos: ostia! acojonante! qué peliculón!. Pero oigo a Vellés y a Bebe con sus espiritualismos y enigmas fáciles y me dan ganas de vomitar el bocadillo de tortilla que tomé antes de entrar el cine.
Y la hecatombe: comienza en cuanto Vellés mira el cuadro y comienza a levitar y se enamora de esa especie hombre del desierto que se parece muchísimo al propio Medem. En cuanto comienza la indagación sobre los misterios de Vellés aparecen subtramas y chorradas con el hedor del cine comercial más simple que sencillamente en Medem parecían intolerables.
Todas las críticas alaban a Charlotte Rampling por sostenerse dignamente en un producto inferior a su labor, somera estupidez, el personaje de Rampling aparte de ser simplísimo está recreado ridículamente por la actriz. Por cierto, la cara del hipnotizador es patética.
Nunca me esperé esto de Julio.
El episodio indio roza el desastre absoluto.
El epílogo en Manhattan busca dar coherencia pero lo único que logra es el estupor supremo.
Vale, Medem rueda planos preciosos, pero ¿para qué los queremos cuando el guión en lugar de haber sido rodado debería haber sido quemado en una papelera?
Me gustaría sobreponerme a este horror pero claro, Julio, me has plantado el escepticismo.
Me encantaría que tu siguiente película fuese formidable, pero ahora mismo sólo deseo que el Mago te choque las cinco.
chobrein
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