Me cuesta encontrale sentido a que hagan películas como ésta.
Porque ir al cine cuesta dinero, y tal y como está la vida, dejarse un dinerillo para ver esta peli tiene que doler en el alma.
Y no me refiero a que sea infantil, frente a otras propuestas de cine infantil de Pixar o Dreamworks este producto parece de segunda división, sin gracia, sin chispa, sin sentido.
Ni siquiera la simple moraleja final justifica todo lo anterior, porque muchas situaciones son absurdas hasta dentro de una propuesta que ya damos por hecho que es absurda de por sí, los personajes tienen comportamientos sin gracia y el despliegue de efectos especiales viste el producto de fuegos artificiales pero no arregla el vacío interior, sólo despista, por mucho que ver a Elizabeth Banks bailando salsa nos alegre la vista a los padres.
Es lo peor que se le puede decir a una película infantil, que no tenga imaginación.

Pobre Eddie Murphy, un cómico que en los 90 estuvo en la cresta de la ola y que ahora va dando tumbos por productos pueriles de segunda fila. O tercera.