Media votos
7,2
Votos
8
Críticas
1
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de PABERNOSMATAO:
7
7,3
80.625
Comedia. Romance. Fantástico
Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
9 de junio de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta inevitable callar la vocecita que, insistente, pide a gritos ver aparecer a un Allen en vez de Wilson y a una Keaton por McAdams. ¿Demasiada influencia de ‘Annie Hall’? No, insuperable la pareja que conformaban ambos actores, delante y tras las cámaras.
Así pues, aunque Wilson, dicen, que lo borda, personalmente se me antoja como un gran impostor que no llega a colar como sustituto del más grande, no encaja bien en su papel de neurótico soñador, le queda como a Kate Moss una endemoniada “XL”.
McAdams, la canadiense, ultra pija y superficial no le llegaría ni a la suela del zapato a la prima Sonia allá en el 75 con ‘La última noche de Boris Grushenko’, por ejemplo, y aunque la actriz da lo mejor de sí y no desentona en su papel de mujer impresionable que cambia a un distinguido director/escritor por un pedante sabelotodo capaz de crispar hasta a la mismísima Bruni (la “S” de Bud Spencer, ridícula y sin sentido), no consigue transmitirme nada el personaje encarnado por Rachel.
Con todo y con eso, he de confesar que una vez te adaptas a la película, dejas de buscar la presencia del neoyorkino o la fuerza de esta californiana, llegas a dejarte llevar por ese Paris del 20 con esa generación perdida, te acomodas entre las excentricidades de Dalí y sus rinocerontes, la alocada ‘grupi’ liada con Picasso (fantástica Cotillard), el espontáneo, enamorado de la tauromaquia, Hemingway, los desafortunados Fitzgerald o la, cuanto menos destacable, Stein.
No la califico como un fraude, a pesar de la clara influencia que sufre del propio currículum alleniano, pero tampoco como una gran obra maestra, entretiene y se le perdona hasta el final, bueno, sólo algunos (éramos cuatro en el cine y al final de la proyección sólo quedábamos dos), pero no es, ni de lejos, su mejor obra.
Así pues, aunque Wilson, dicen, que lo borda, personalmente se me antoja como un gran impostor que no llega a colar como sustituto del más grande, no encaja bien en su papel de neurótico soñador, le queda como a Kate Moss una endemoniada “XL”.
McAdams, la canadiense, ultra pija y superficial no le llegaría ni a la suela del zapato a la prima Sonia allá en el 75 con ‘La última noche de Boris Grushenko’, por ejemplo, y aunque la actriz da lo mejor de sí y no desentona en su papel de mujer impresionable que cambia a un distinguido director/escritor por un pedante sabelotodo capaz de crispar hasta a la mismísima Bruni (la “S” de Bud Spencer, ridícula y sin sentido), no consigue transmitirme nada el personaje encarnado por Rachel.
Con todo y con eso, he de confesar que una vez te adaptas a la película, dejas de buscar la presencia del neoyorkino o la fuerza de esta californiana, llegas a dejarte llevar por ese Paris del 20 con esa generación perdida, te acomodas entre las excentricidades de Dalí y sus rinocerontes, la alocada ‘grupi’ liada con Picasso (fantástica Cotillard), el espontáneo, enamorado de la tauromaquia, Hemingway, los desafortunados Fitzgerald o la, cuanto menos destacable, Stein.
No la califico como un fraude, a pesar de la clara influencia que sufre del propio currículum alleniano, pero tampoco como una gran obra maestra, entretiene y se le perdona hasta el final, bueno, sólo algunos (éramos cuatro en el cine y al final de la proyección sólo quedábamos dos), pero no es, ni de lejos, su mejor obra.