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Voto de ashartos:
2
Ciencia ficción Treinta años después de los eventos del primer film, un nuevo blade runner, K (Ryan Gosling) descubre un secreto profundamente oculto que podría acabar con el caos que impera en la sociedad. El descubrimiento de K le lleva a iniciar la búsqueda de Rick Deckard (Harrison Ford), un blade runner al que se le perdió la pista hace 30 años. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2017
248 de 408 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperaba lo mejor de lo mejor, es más, todo, tanto actores como director, me daban las mejores sensaciones. Luego entré en la sala, me senté cómodamente y apagaron las luces.
Pasa una hora y media de película, y....Me despierta un grito del personaje de Ryan Gosling. ¿Qué demonios...?
¿Me he dormido unos minutos, yo, un apasionado del cine, en mi propia butaca?¿Cómo hemos llegado a ésto?
¿La mayoría de los críticos ha visto el mismo tostón aburridísimo que he visto yo en la sala de Cine?
Como aún no salgo de mi estupor al ver la orgía de notas positivas y críticas entusiasmadas que encumbran a semejante despropósito de film como "La nueva joya imperecedera del séptimo arte", mejor enumero las dudosas cualidades de la película:
- 3 Horas eternas. Eternas.
- Un guión simple, con un par de giros que se ven a la legua.
- Un ritmo NEFASTO. Los planos más plomizos, redundantes e intrascendentes de toda la filmografía del genial (hasta ahora) Villeneuve. Siempre igual, los críticos babean cuando les ponen un plano de alguien mirando al infinito durante 4 minutos de reloj. Qué predecibles.
- Una historia de amor metida con calzador. Enamorarse de tu proyector de tía buena, claro que sí.
- Agujeros de guión abismales. Abismales. Desde el "plan maestro" de Leto, hasta las motivaciones de los personajes.
- Pretenciosa, se toma tan, pero tan en serio lo que cuenta (que, desde la base, es absurdo), que no tiene salvación.
- Diseño de producción limpio, en claro contraste con la suciedad y humedad características de la primera. Con una fotografía muy buena pero redundante a su vez, repetición excesiva de planos.
- Música casi inexistente, y la que sí existe, se olvida nada más oírla.
- Te intenta engañar: todo es de una solemnidad impostada, de miradas graves, haciéndote pensar que el guión paupérrimo que están viendo tus pobres ojos, es super-profundo y emotivo. Pero no lo es. Un envoltorio bonito, para abrir el regalo y descubrir....una hoja de papel con una frase: " Soy profundo". Sin más. Y el colmo del asunto, es que la gente se pierde en lo bonito del envoltorio, y lee la hoja y se lo traga.
- Nadie transmite nada. Irónico que, una película que nos intente hablar del alma, no posea ninguna. Por no tener, no tiene ni sangre en las venas, valga la expresión. Muerta al nacer, se extiende durante horas y horas sin contarte nada realmente entretenido, ni emotivo, ni profundo.
- Seamos sinceros: si esto no llevase Blade Runner en el título, todos diríamos que es el coñazo más absoluto del 2017. Pero no, la primera cinta es de culto, y qué mejor que quedar bien soltando demagogia existencial absurda para justificar la tremenda decepción que resulta ser este antídoto contra el insomnio. Sigamos auto-engañándonos, que seguro que nos irá bien.
Si, seguramente...
ashartos
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