Después de que Jafar se convirtiese en un genio y quedase confinado en una lámpara al final de "Aladdín", era fácil concebir una secuela en la que Jafar regresase, como así fue. La idea fue buena, pero el guion no supo explotarla lo suficiente, dando lugar a una película entretenida, pero de la que no se puede esperar nada más.
Las nuevas canciones dejan bastante que desear, lo que provoca que los números musicales se hagan muy pesados. La película también introdujo a Abis Mal, un nuevo personaje, del que incluso tratándose de una película pensada para niños, queda muy infantil.
No obstante, a pesar de sus defectos, hay que reconocer que "El retorno de Jafar" era una película necesaria que cumplió a la perfección su función de película puente entre la primera parte y la magnífica conclusión de la trilogía.