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España España · Madrid
Voto de al_warr:
8
Drama A comienzos del siglo XV, el monje pintor Andrei Rublev acude junto con sus compañeros a Moscú para pintar los frescos de la catedral de la Asunción del Kremlin. Fuera del aislamiento de su celda, Rublev comenzará a percatarse de las torturas, crimenes y matanzas que tienen aterrorizado al pueblo ruso... La biografía del pintor ruso Andrei Rublev -Andrei Rubliov-, famoso por sus iconos, sirve de base para hacer un minucioso retrato de ... [+]
14 de octubre de 2009
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo confieso: no sabría decir qué impresión me ha causado "Andrei Rublev". La sorpresa de lo no convencional quizá me lleve a sobrevalorarla del mismo modo que me impide estimarla en más la irritación de no poder comprenderla o encerrarla en un lacónico mensaje (sea una moraleja, una lección de arte o una denuncia política).

Gran acierto es el de la estructura narrativa: las tres horas y media de visionado se facilitan (más de lo que se pueda pensar) gracias a la división en capítulos relativamente breves, como si se tratara de instantáneas o, si se permite, de iconos. Algunas se pueden calificar de verdaderas joyas del cine (la secuencia inicial, la fiesta pagana, el impresionante saqueo de los tártaros y la construcción de la campana); otras, de insufribles travesías por el desierto.

El manejo de la cámara deja boquiabierto. Algunos planos-secuencia en las escenas de personajes colectivos derrochan genialidad. Los planos largos y más de un plano de detalle nos sacan de la narración para acercarnos a la poesía visual.

Las intenciones de la "Andrei Rublev" no se dejan ver con claridad. Los espectadores se ven abocados a especular, a dar palos de ciego, cosa que no siempre es agradable. En primer lugar, descartamos automáticamente que la película encierra el puro gusto por narrar: esto deja de ser un "biopic" ya desde la primera escena. La figura de Rublev, el monje-artista, está casi ausente -el voto de silencio-. Es un sujeto que no actúa, sino que padece. Es el débil hilo que impide que todo devenga un caos irreversible; porque el desorden caracteriza a este film, toda vez que los personajes aparecen y desaparecen al antojo del guionista. ¿Entonces qué? ¿"Andrei Rublev" nos regala acaso una reflexión moral? Esta no asoma por ningún lado. De existir tal reflexión estaría condensada en las conversaciones de Rublev y de Teófanes el Griego, y de ahí sólo se pueden extraer ideas vagas, erráticas (no nos podemos sustraer del mal y eso nos salva, no hay que rechazar los dones que nos hacen únicos...). ¿Puede que todo se trate de un tratado de Estética? Es lo más probable, pero no queda claro qué idea del arte nos es propuesta. Se tocan temas (tópicos) como la crisis de inspiración y el dolor del artista por la tragedia de la realidad social (¿y si me atrevo a pensar que tal vez haya una crítica política?). Se oponen dos modelos de artistas: el artista que reniega (Rublev) y el que no se rinde (el campanero). Ahora bien, da la casualidad de que el campanero no conoce el oficio, le mueve la necesidad y el afán de supervivencia. En realidad, no es un artista en el sentido estricto y, sin embargo, obrará el milagro que el maestro de la técnica, el purista sumido en el desconsuelo, necesitaba para creer. Puestos a especular, queda patente que Tarkovsky hace del Arte una religión, una cuestión más de fe que de razón. Con motivo no la verían con buenos ojos los gendarmes del materialismo soviético.
al_warr
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