Nos encontramos cerca de la frontera con el Canadá. La unidad de patrulleros de carretera más gamberra y poco seria en el mundo, tiene la labor de vigilar esa zona. Sus integrantes son como adolescentes con las hormonas desbocadas, e incapaces de centrarse en su trabajo. Solo quieren gastar bromas, divertirse y no les importa si es a costa de los sufridos conductores que tienen la mala suerte de pasar por su zona. Un importante caso de drogas caerá en sus manos por casualidad, una oportunidad de demostrar su valía. Aunque les será difícil solucionarlo, pues parece que su única habilidad es la de meterse en líos y empeorar su situación.
Atípica comedia sobre las fuerzas de la ley, porque los muestra casi como unos incompetentes, bromistas pesados y poco profesionales. Hay que ver la película sabiendo que no es nada seria, sino que pone el acento en lo estrafalaria que es la actitud de estos patrulleros, para conseguir hacernos reír. Una parte de ese humor no nos llega del todo, porque su comportamiento, muchas veces fuera de lugar, está inspirado en oscuras y no escritas leyendas sobre raras bromas que este tipo de agentes se dedican a desarrollar en la realidad. Con lo que perdemos esa vuelta de tuerca que convierte las extrañas ocurrencias en graciosas locuras.
El guión es regular. Tiene como único mérito el haber encontrado una idea poco explotada sobre la que tratar. Es decir, la rivalidad entre la policía de un pueblo y los patrulleros de la autopista, pero no lo sabe llevar por un terreno que maraville a quien lo ve. En parte esto se debe también al flojo trabajo que desarrolla el director. Dándole al conjunto un ritmo pesado, mortuorio. Tal vez el director pensara que esta era la mejor manera de alargar la historia y disimular que el guión no era más que una idea original adornada con un desarrollo convencional. Así solo consigue que no conectemos con lo que vemos y sintamos que su humor es casi inexistente. Apenas si cuaja un par de veces el chiste que nos intentan colar. Abusan continuamente de los chistes más groseros que se les ocurre y ni siquiera así conseguirán arrancarnos unas carcajadas. Según avance la película, esta mejorará ligeramente. Generará algunas expectativas, e incluso entretendrá, pero para nada hará olvidar el lento arranque o merecerá más reconocimiento. Los actores principales son poco conocidos. Algunos de ellos son secundarios habituales en otras producciones de más envergadura. Aún con su saber hacer no consiguen superar el hoyo de mediocridad que el director cava a su alrededor.
Sin ser una floja o mala película, su ritmo aburre. Esto es algo imperdonable. Saber si una comedia es buena, es tan sencillo como comprobar cuantas veces has sido incapaz de contener la risa. Muy pocas en esta cinta. Está por debajo de la media, y no es nada difícil encontrar mejores opciones.