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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Thriller. Acción. Cine negro Un grupo de ladrones roba los fondos que una rica heredera tiene depositados en un banco. Pero, durante el atraco, uno de ellos resulta herido. El cabecilla de la banda debe enfrentarse al comisario Colemane, que es uno de sus mejores amigos. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2021
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque no se cuenta entre lo más granado de la filmografía de su director, el canto del cisne de Jean-Pierre Melville —moriría al año de su estreno— encierra suficientes aspectos interesantes como para hacer de su visionado una grata experiencia, especialmente si la comparamos con los bodrios tumefactos con que se viene agrediendo la inteligencia del respetable de un tiempo a esta parte.
Que su lacónico título —me refiero al original, el dado por los traductores patrios, un insólito “Crónica negra”, invita a preguntarse cuánto Soberano llevarían metido entre pecho y espalda cuando lo alumbraron— no les lleve a engaño: “Un flic” (“Un poli”) está concebida como vehículo de lucimiento para ambos antagonistas, y no sólo el de la súper estrella del cine galo y actor fetiche de Melville, el carismático Alain Delon. Así, se obsequia al hollywoodiense Richard Crenna con una cuota de pantalla que se llega a antojar incluso mayor que la de su contraparte, con una larguísima escena de acción a la que, encima, el paso de los años no ha sentado nada bien. Tampoco Melville contó nunca con presupuestos de campanillas y es evidente que prefería gastárselos en rostros rutilantes —aquí aparece también, lo poco que le dejan los machirulos en liza, la gran dama Catherine Deneuve— antes que en fuegos artificiales.
Al final, donde mejor funciona “Crónica negra” es en sus pasajes más genuinamente “polar”, caso del fallido atraco con que arranca la película o un Delon comodísimo en el traje a medida de inspector duro y de pocas palabras. Verlo abofeteando detenidos como quien rellena expedientes, desde un carterista hasta un travesti, supone una delicia políticamente incorrecta, prueba fehaciente de que todos albergamos un pequeño fascista dentro.
Carorpar
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