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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
10
Western Ransom Stoddard (James Stewart), anciano senador del Congreso de los Estados Unidos, explica a un periodista por qué ha viajado con su mujer (Vera Miles) para asistir al funeral de su viejo amigo Tom Doniphon (John Wayne). La historia empieza muchos años antes, cuando Ransom era un joven abogado del este que se dirigía en diligencia a Shinbone, un pequeño pueblo del Oeste, para ejercer la abogacía e imponer la ley. Poco antes de llegar, ... [+]
28 de abril de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El hombre que mató a Liberty Valance" sin duda se encuentra entre lo más excelso de la producción fílmica de John Ford. Y eso, en efecto, son palabras mayores.
La ingente banda de indocumentados que se permiten menospreciar el western harían bien en dedicar dos horas de sus infelices vidas a limpiarse la ineducada vista con el visionado de esta obra maestra. Descubrirían que sus pacatos prejuicios quedan retratados por la densidad argumental y el vituosismo cinematográfico que la empapan. Así, Ford reflexiona con agudeza acerca del peculiar sistema político norteamericano y de la creciente influencia de los medios de comunicación de masas y su potencial como herramienta de manipulación de la ciudadanía. Aborda también temas habituales del western que han dado lugar a kilómetros y kilómetros de celuloide, como son, entre otros, el valor, el honor, o el inacabable litigio entre ganaderos y granjeros por la propiedad de la tierra y el agua. Todo ello profundizando en los códigos del género hasta honduras sin precedentes, humanizando el arquetipo hasta desnudarnos todas sus costuras. Porque al ejemplar ciudadano americano James Stewart le puede su testaruda superioridad moral traída del este junto a los gruesos libros de leyes. Porque el villano Lee Marvin es un pobre descerebrado histérico. Porque la dama Vera Miles es analfabeta y no ha visto una rosa en su mediocre vida. Porque el periodista Edmond O´Brien se cree un rapsoda y se queda en mero borrachuzo bocazas. Y, sobretodo, porque el héroe John Wayne, en uno de los más intensos y matizados papeles de su carrera, devorado por los celos y haciendo gala de un carácter volcánico e imprevisible, construye un Tom Doniphon de una turbiedad sólo comparable a la de su Ethan Edwards en "Centauros del desierto". Los hay que todavía hoy se toman el libertinaje de considerarlo un mal actor, y encima lo afirman en voz alta. Deberían lavarse la boca antes siquiera de pronunciar su nombre. Para a continuación recibir uno de sus proverbiales directos en mitad de ese mismo hocico blasfemo. O un vergajazo de Liberty Valance, tanto me da.
Carorpar
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