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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Ciencia ficción. Drama. Aventuras Al ver que la vida en la Tierra está llegando a su fin, un grupo de exploradores dirigidos por el piloto Cooper (McConaughey) y la científica Amelia (Hathaway) emprende una misión que puede ser la más importante de la historia de la humanidad: viajar más allá de nuestra galaxia para descubrir algún planeta en otra que pueda garantizar el futuro de la raza humana. (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"... poco aprieta", que acostumbra a decir mi padre.
No cabe duda de que “Interstellar” es una película muy grande y, en algunos tramos, incluso apabullante. La pena es que conforme pasan los minutos de su generoso metraje uno va cayendo en la cuenta, con resignada decepción, de que no se trata también de una gran película.
Y lo tiene todo para serlo: un reparto de campanillas encabezado por el actor del momento- el otrora nefando Matthew McConaughey parece haberse bajado del burro y haberse apuntado al fin a unas clases de interpretación-; un presupuesto descomunal- Paramount y Warner se vieron obligadas a coaligarse para poder financiar paquidermo semejante-; una historia, a priori, muy potente; y el casi siempre estimulante Christopher Nolan detrás de las cámaras y, en buena medida, también del guión- dije “casi siempre”, porque, como hasta el mejor escribano echa un borrón, su “The Dark Knight Rises” (El caballero oscuro: La leyenda renace, 2012) era un aborto anabolizado que bien pudiera haber firmado cualquier regidor de la WWF, borracho.
Probablemente sea ahí mismo, en la conciencia fehaciente de sus infinitas posibilidades, donde radique la mayor debilidad del gigante con pies de barro que es la última obra de Nolan. Y es que a “Interstellar” se le nota demasiado su anhelo por sentar cátedra no ya en el propio género, sino en los turbios destinos del cine todo. Por más que ello suponga redundar en el tópico, es evidente que Nolan se moría por hacer su propia “2001: A Space Odissey” (2001, Una odisea del espacio, 1968). Por suerte para él, y para el común de los espectadores, no acaba de lograrlo. Porque, con el debido respeto, la cinta de Kubrick es un ladrillo insufrible, de una arrogancia y una pedantería pocas veces- antes y después- vistas en pantalla- un día de estos voy a tener que ponerme con Tarkovski.
El saludable sentido del espectáculo característico de Nolan alcanza a colarse entre las exiguas grietas que deja la densa retórica en que su “Interstellar” se enmaraña algunas- demasiadas- veces. Y es precisamente entonces cuando la historia retoma el vuelo, corrige el rumbo y, tras alguna que otra turbulencia un tanto “new age”, llega a puerto. Desenlace, por cierto, algo- bastante, diría- cogido por los pelos- o por las “cuerdas”, si seguimos la exposición “deus ex machina” de dicha teoría a que se recurre en la búsqueda algo desesperada de un “happy ending” con que contentar a todos los públicos de todos los universos posibles.
En fin, correcta película de ciencia ficción cuya impecable factura técnica brilla especialmente en los tramos más netamente aventureros. Lástima que la balanza entre aquellos y el machacón mensaje (meta) físico se descompense a favor de este último con excesiva frecuencia.
De modo que, pese a sus denodados intentos, la obra maestra de Christopher Nolan sigue siendo “Inception” (Origen, 2010). A mí no me duele reconocerlo.
Carorpar
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