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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Ciencia ficción. Aventuras Año 1979, en una pequeña población de Ohio. Joe Lamb (Joel Courtney), un muchacho que vive en un pueblo de Ohio, acaba de perder a su madre en un accidente y vive con su padre, que es policía (Kyle Chandler). Meses después, durante el verano, Joe y sus amigos ruedan una película de zombis en Super 8 cuando contempla cómo una camioneta se estrella contra un tren de mercancías, provocando su descarrilamiento y un terrible accidente. A ... [+]
30 de diciembre de 2014
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Conviene decirlo de antemano, pues tarde o temprano acabaré dejándome llevar por la euforia: “Super 8” es una película imperfecta.
Alienta en ella el espíritu festivo y un tanto naíf de la década de los ochenta, cuando la industria cinematográfica puso el foco en el hasta entonces ignorado público adolescente. A priori, ello no tiene por qué ser negativo- a mi humilde parecer, más bien todo lo contrario- aunque sí conlleva, en algunos de sus pasajes, un riesgo alto de sonrojo.
Además, su elenco adulto, eminentemente televisivo, adolece de cierta falta de garra interpretativa. Y el final, algo precipitado y bastante cogido por los pelos, no es ningún prodigio de imaginación, la verdad.
Sin embargo, todo lo dicho queda en suspenso cada vez –y no son pocas- que la fascinada mirada de los encantadores protagonistas ilumina la pantalla. Y es que los preadolescentes de “Super 8” “miran” de una manera muy distinta a como lo hacen los chavales de hoy. Cínicos prematuros, sometidos desde bebés a un infatigable bombardeo de información muchas veces inapropiada y casi siempre de una frivolidad rayana en la estulticia, nunca entenderán – no pueden, no saben- la honda emoción de ir encontrándose con –y en- el mundo, fielmente representada –así creo haberlo apuntado en alguna reseña anterior- por el feliz desasosiego que a tantos nos embarga siempre que las luces de la sala se apagan, anuncio del viaje por los universos maravillosos que sólo la inmortal magia del cine puede regalarnos.
Con aquellos mismos ojos deslumbrados (ad) mira J.J. Abrams a su ídolo y mentor, aquí también productor, Steven Spielberg, a cuya obra –y la de otros, pero no cabe duda que de su inconfundible escuela- rinde homenaje tan sentido como brillante. Al proverbial y sapientísimo cóctel de gran espectáculo, elegancia clasicista y ritmo de viñeta de aventuras, suma Abrams las bondades de los efectos digitales bien entendidos, esto es, utilizados en su justa medida. El resultado es, si se quiere, manierista -no podía ser de otro modo-, aunque arrolladoramente divertido. Pero sobre todo “Super 8” es una historia entrañable como pocas. Porque es una película “de las de antes”. Y ahí es donde reside su gran valor.
Carorpar
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