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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
3
Drama. Fantástico Oscar y su hermana Linda viven desde hace poco en Tokio. Él sobrevive traficando con drogas, ella trabaja como stripper en un club nocturno. Durante un forcejeo con la policía, Oscar cae herido tras un disparo. Aunque muere, su espíritu, fiel a la promesa de no abandonar a su hermana, rechaza abandonar el mundo de los vivos. Su espíritu vaga ahora por la ciudad y sus visiones son cada vez más caóticas. (FILMAFFINITY)
24 de septiembre de 2017
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Enter the Void” es una patraña insufrible. Si la he visto hasta el final ha sido para poder ponerla a parir con conocimiento de causa. He necesitado tres días y resistirme a otros tantos arrebatos que me urgían a arrojar la pantalla por la ventana y buscarme una actividad —cualquiera, incluso el ganchillo de competición— menos enervante. Gaspar Noé, perpetrador de semejante, inenarrable bodrio alucinógeno, se tiene por un cineasta sublime. Nadie, al parecer, le ha sacado nunca del error contándole que, al contrario, es ardua y denodadamente nefasto. De ahí la hondura ciega de su convencimiento. Se cree un visionario tal, que incluso acaba por mover a risa. Lástima que su película sea más larga que un día sin pan y, por ende, que cualquiera de las carcajadas que lo puedan sacudir a uno en vista de un ego tan desproporcionado. Dos horas y media de cogotes, agitados planos cenitales —en rigor, renders, no por conseguidos menos evidentes—, efectos ojo de pez a discreción y diálogos de subnormales. Todo salpicado con portazos interdimensionales en forma de destellos luminosos —también de aborto y de glande en primerísimo plano—, a guisa de puntos y aparte, o puntos y seguido, o puntos y coma de una narrativa que se quiere disruptiva y no pasa de mero balbuceo narcotizado. Sospecho que la pirotecnia visual —no sé si más irritante que agotadora o viceversa— no tiene otro objeto que encubrir la insignificancia de un argumento, por otra parte, muy poco original. El espíritu de un muerto renuente a marcharse al otro mundo o reencarnarse o lo que sea con tal de que el suplicio del espectador acabe de una vez. Y yo pensaba que “Ghost” (Ghost: Más allá del amor, 1990) era mala. Un detalle las diferencia, aparte de la ausencia de Whoopi Goldberg, siempre de agradecer, y es que a quien le tiene ganas el fantasma de “Enter the Void” es a su hermana. Cosas de franceses. Hablando de lo cual, habida cuenta de que en el 95% de sus planos aparece semidesnuda o desnuda del todo, y movido por una curiosidad eminentemente científica, diría incluso entomológica, busco a Paz de la Huerta en Internet. Más que nada por verle una cara que, a diferencia del resto de su anatomía, Gaspar Noé nos ha mostrado concienzudamente emborronada —dí que sí, los filtros están para usarlos—. Qué susto me he llevado al comprobar que tiene el rostro de un transexual que hubiera decidido dar el paso en una cárcel guatemalteca y poniéndose en manos de un veterinario al que se hubiera retirado la licencia por mala praxis. O sea, lo que Gaspar Noé le ha hecho al cine con este horror sin paliativos.
Carorpar
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