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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Bélico. Acción Abril de 1945, la guerra está a punto de acabar. Al mando del veterano sargento Wardaddy (Brad Pitt), una brigada de cinco soldados americanos a bordo de un tanque -el Fury- ha de luchar contra un ejército nazi al borde de la desesperación, pues los alemanes saben que su derrota estaba ya cantada por aquel entonces. (FILMAFFINITY)
6 de junio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Fury” es una correcta aproximación a los últimos estertores de la II Guerra Mundial, con el camino a Berlín casi expedito para las fuerzas aliadas a través de una Alemania exhausta y apenas defendida por las Juventudes Hitlerianas y los elementos más fanáticos de las SS.
En su agradecida estructura episódica se engarzan los motivos antibelicistas que de un tiempo a esta parte han venido caracterizando la moderna reconstrucción del subgénero. No ha lugar a la épica, si acaso la intrínseca a salir de una pieza del marasmo de balas trazadoras y bombazos traperos.
David Ayer se revela como un aplicadísimo artesano, buen conocedor de los códigos y sobradamente dotado para las escenas de acción —ejemplo palmario de lo cual es el combate que entablan los tres tanques americanos con el temible “Tiger” alemán, y que parece remitir, primero, al tiroteo final de “True Grit” (Valor de ley, 1969 y 2010) y, en su resolución, a una de aquellas vibrantes naumaquias que salpimentaban “Master & Commander: The Far Side of the World” (Master & Commander: Al otro lado del mundo, 2003).
Lástima que, hacia su último cuarto, la historia se eche en brazos de toda una ristra de subterfugios argumentales —tan gruesos que parece, de pronto, estar asistiéndose a una película totalmente distinta—, a fin de conducirla hasta un desenlace “alla maniera” de “The Wild Bunch” (Grupo salvaje, 1969). Sucede que en la obra maestra de Sam Peckinpah se trata de un clímax perfectamente lógico, mientras que aquí obedece al capricho, gratuito e innecesario, de un director, o guionista o productor —o “entre todos la mataron y ella sola se murió”— con un irrefrenable prurito de camaradería castrense y catarsis apoteósica oportunamente favorecidas por la idiocia del enemigo.
Por otra parte, Brad Pitt hace bueno el dicho de George Bernard Shaw, ese que reza que “la juventud es una enfermedad que se cura con los años”, luciendo una contención gestual y postural inopinadas, y demostrando con ello haber cuajado al fin en actor de cierto tronío. Claro que, el “momento torso desnudo” no nos lo ahorra. ¿Exigencias del guion?
Carorpar
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