Querido Netflix, gracias por traernos un estreno que sí vale la pena. Y además no es estadounidense, así nos darán el carnet de cinéfilos a todos.

La ciencia ficción goza en 2021 de un buen arranque, y es que Seungriho (Barrenderos espaciales) tiene todo lo que un fan del sci-fi pueda necesitar.

Barrenderos espaciales nos presenta a Tae-ho (Song Joong‑ki), un joven con muchas deudas al que se le da bien pilotar su nave espacial, Victoria. Y quien dice “su”, dice la nave de la capitana Jang (Kim Tae‑ri), también tripulada por Tiger Park (Jin Seon-kyu) y un robot con mucha personalidad. En el papel del supervillano James Sullivan que quiere recuperar algo que ha caído en manos de los protagonistas está Richard Armitage. Entre todos ellos y la niña-bomba se forma el entramado de esta película de dos horas y cuarto. La premisa parece facilona (y lo es, para qué nos vamos a engañar), pero si cumple con todo lo que promete y de manera más que decente, ¿qué más le queremos pedir a una superproducción surcoreana?

Naves espaciales, persecuciones, dinero sucio, disparos, robots y gags facilones de los que te ríes por lo patéticos que son. Éste sería un buen resumen de lo que nos ofrece Sung-Hee Jo, director también de la taquillera A werewolf boy.

Ahondando en el análisis, nos encontramos con un guion fuerte, bien hilado y con la profundidad necesaria para funcionar correctamente. Es cierto que se echan en falta más referencias al pasado de personajes diferentes de Tae-ho, pero si la peli ya es larga sin ellas, no me quiero imaginar lo que hubiese salido si nos ponemos a profundizar más y más. Por eso digo que la profundidad es la necesaria. Visualmente es un espectáculo lleno de color y efectos especiales. Una maravilla para la vista. A este respecto no le he encontrado ningún pero. Si bien es cierto que la multiculturalidad de los diferentes personajes que van apareciendo entorpece (a la vez que enriquece) el visionado, también debemos caer en la cuenta de que esto forma parte de la atmósfera del 2092 en la que se nos pretende sumergir.

Poco más que añadir. Que la veáis (si queréis), porque seguro que pasáis un buen rato.

Valoración: 9/10. Puede que me haya excedido, pero los últimos 30 minutos hacen que tu valoración cambie de 7 a 8, y con la emoción del momento puede llegar al 9, como ha sido mi caso.