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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Nostradamus:
4
Thriller. Acción. Aventuras Bond ha dejado el servicio secreto y está disfrutando de una vida tranquila en Jamaica. Pero su calma no va a durar mucho tiempo. Su amigo de la CIA, Felix Leiter, aparece para pedirle ayuda. La misión de rescatar a un científico secuestrado resulta ser mucho más arriesgada de lo esperado, y lleva a Bond tras la pista de un misterioso villano armado con una nueva y peligrosa tecnología.
13 de noviembre de 2021
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última entrega del ciclo del segundo blondo que se metió en la piel del agente secreto con licencia para matar más famoso del mundo (el primero fue compuesto por el santo y risueño de Roger Moore, un tipo que resultaba más audaz en compañía de Tony Curtis que lo que demostró jugando con el perfil interpretativo que heredó de Sean Connery), nos llega impregnada por la cultura atenta y vigilante del momento que nos toca vivir, con sensibleros villanos, escasas (para mi gusto) bellas señoritas, un monógamo, sentimental y poco zalamero Bond, y una trama afiebrada e irregular que hasta se da el tiempo de coquetear con la idea de cederle el número más icónico del MI6 a alguien tan capaz de conducir un artillado Aston Martin y vaciar el cargador de una Walther PPK, como vestir una sexy y ajustada falda, arrancando suspiros a su alrededor. Quizá sea esta una anticipación del nuevo ciclo, el cual, seguramente, captará tantos nuevos adeptos como los que ya viene dejado por el camino a lo largo de estas 25 entregas (26, si se tiene en cuenta “Never Say Never Again” de 1983, con un Connery necesitado de peluquín para reversionar “Thunderball” e insistir con el rol que lo hiciera famoso por fuera de las fauces comerciales de Eon Productions, propietaria de la franquicia).

Con lo dicho hasta aquí, y sin necesidad de mencionar que se abandonó casi por completo la obligación de tener que hacer hincapié en muchos de los modos y las aficiones asociadas al gentleman inglés que ejercía gustoso el Comandante de la Royal Navy reclutado al servicio del MI6 y, por ende, de Su Majestad (conducta esta autoproyectada y volcada inicialmente en el papel, dicho sea de paso, por la pluma del periodista, oficial de inteligencia y escritor londinense Ian Lancaster Fleming), es muy fácil suponer que no estaríamos frente a otra adaptación cinematográfica estricta de las novelas (para ser justos, solo lo fueron cinco de ellas: las cuatro primeras de Connery y la única que protagonizó Lazenby), y que fueron agotadas en el celuloide en 1989 con “Licence to Kill”, película estelarizada por el shakespeariano Timothy Dalton, acaso el más fiel intérprete a la fecha del concepto original que le imprimió el autor al personaje, aunque haya terminado sucumbiendo prontamente a las cifras que arrojaban las siempre determinantes taquillas.

Sin considerar la interpretación televisiva prehistórica del estadounidense (¿en serio?) Barry Nelson de 1954, ni la del Teniente Coronel inglés devenido actor David Niven de 1967, esta sexta franquicia de cinco títulos (cuya primera se dio a conocer en pantalla grande hace casi 60 años y, aún sin contar con el beneplácito inicial de Sir Fleming, presentó a un ignoto actor escocés en el papel de un corpulento, rudo, despiadado, peludo, varonil, machista y mujeriego agente secreto enfrentando a un igualmente peligroso, pero mucho menos agraciado y maléfico Dr. Julius No, constituyéndose en un éxito que terminó despejando todas las dudas y, a la vez que llenó los bolsillos del descreído autor y de los arriesgados productores, conquistó al gran público y lanzó un personaje a escala mundial que estaría destinado a cautivar a muchas generaciones hasta el día de hoy) comenzó muy bien, retomando la senda del autor, reiniciando la franquicia con “Casino Royale” y equilibrando la evidente carencia del “fisic du rol” de Craig que resaltaban los más ortodoxos (más emparentada, quizás, con la de un villano, y muy alejada del ideal de Fleming, quien hasta se tomó el trabajo de dibujarlo y describirlo en la propia “Casino Royale” como alguien parecido al músico de su tiempo Hoagy Carmichael, “aunque más frío y rudo”, aclara) con la idea de reeditar en la pantalla (en serio y no la parodia surrealista que tuvo a Niven en el rol del espía secreto) la primera novela de las once que la sucederían, apoyada por una trama consistente, unas interpretaciones convincentes y por secuencias de acción adrenalíticas a lo Bourne (inyectando mucha más que la del texto original). La crítica, el público y las recaudaciones le dieron una cálida bienvenida.

Lamentablemente, y a pesar de este promisorio debut, el ciclo de Craig no mantuvo la regularidad deseada y cayó en los marcados altibajos que sufrieron todos (no viene al caso, en mis sesenta y tantos años que tengo, los muchos bodrios de 007 que me tocó presenciar, por más elenco o pirotecnia que incluyera), a excepción de “Skyfall”, que pareció querer recomponerse de la torpeza que significó “Quantum of Solace”. Aunque seguidamente se comprobó que esto solo fue un amague, ya que “Spectre” tampoco estuvo a la altura de sus dos buenas predecesoras. Y “No Time to Die” no es la excepción ni la frutilla del postre que se esperaba para un fin de ciclo tan promocionado y largamente postergado por la maldita pandemia mundial.

Para colmo, 007 ya venía degustando las mieles de un merecido retiro desde “Skyfall” y aquí ya lo venía ejerciendo (casualmente, al igual que el propio Craig con seguir interpretando ese rol), pero al pobre lo terminan embarcando en un asunto y –estoy convencido de esto– lo someten a un fin de ciclo más embustero que el que hubiera imaginado Fleming en su peor pesadilla, aunque mucho más cercano al universo Marvel y a estos tiempos que corren... casi sin lugar ni espacio para ese Bond que nació y prosperó en plena Guerra Fría, en los albores de la psicodelia, al son de la Beatlemanía y, de manera indeclinable, al servicio secreto de Su Majestad.

Tiempos que, de seguro, no volverán, a pesar de que Bond asegura que sí lo hará.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nostradamus
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