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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Nostradamus:
4
Comedia El Almirante Haffaz Aladeen (Baron Cohen), un dictador antioccidental, arriesga su vida con tal de evitar el establecimiento de la democracia en Wadiya, un país norteafricano con recursos petrolíferos. Su más fiel consejero es su tío Tamir (Ben Kingsley), Jefe de la Policía Secreta, Jefe de Seguridad y Proveedor de Mujeres. Por desgracia para Aladeen y sus consejeros, Occidente ha empezado a inmiscuirse en los asuntos de Wadiya, país ... [+]
16 de agosto de 2012
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Utilizando las mismas armas que desenvainara en sus anteriores trabajos, la sociedad integrada por Larry Charles y Sacha Baron Cohen vuelve a la carga con esta nueva propuesta de ridiculizar a muchos de los sanguinarios y omnipotentes dictadores enfrentados con las democracias, reales o autoproclamadas, del mundo actual.

A esta altura, bien sabido es que la sutileza no figura, precisamente, en el diccionario de estos provocadores, quienes no escatiman, de considerarlo necesario, en apelar a recursos explícitamente repulsivos para abordar su concepto del humor, para quienes quieran aceptarlo y compartan sus códigos. Y esto, incluso, desde los artilugios que vienen empleando para promocionar sus filmes.

Hasta aquí, todo bien, y confieso haberme divertido con sus excesos más de lo habitual en el género. Pero en este caso, la lucidez que se desplegó en muchos pasajes de Borat y que se mostró más reticente en Brüno, prácticamente está ausente a raíz de ofensivas e innecesarias referencias a cuestiones muy caras a los sentimientos, a la vez que muy lamentables de este desequilibrado mundo en que nos toca vivir, todas absolutamente incompatibles con cualquier atisbo de humor.

Claro que la acidez e irreverencia propias de su fórmula sigue presente, pero lo verdaderamente reprochable en este caso es no haber reparado en los medios usados para buscar el objetivo de hacer reir a los espectadores, apelando a la crueldad de caricaturizar lo abominable sin anestesia alguna.

Pocos fueron los realizadores que lograron transitar por esa delgada cornisa de abordar el drama con mayúsculas en tono de comedia, sin precipitarse al vacío, y cuyo ejemplo más reciente fue “La vida es bella”. Pero para eso se requiere un talento y un pulso que este dúo, indudablemente, no posee.
Nostradamus
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